El magnético, sí.
La razón está en el comportamiento caótico de la región del núcleo líquido que tiene la Tierra en torno a la zona central metálica, que genera precisamente el campo magnético terrestre por un mecanismo de dinamo. Los modelos muestran que existen turbulencias que provocan estos cambios y que, como prueban los datos geológicos, han producido también inversiones de polaridad e incluso momentos en los que el campo magnético terrestre ha desaparecido. El polo norte magnético se localizó en 1831, y desde entonces se observó que se movía hacia el norte unos cientos de metros cada año, pero en los últimos 25 años este ritmo ha aumentado a casi 40 km por año.