El “Banco Central” de EEUU está formado por un conjunto de bancos que actúan como sucursales en diversos estados. Son autosuficientes y generan ingresos. Pero no son privados: son públicos, están controlados por la Junta Directiva de la Reserva Federal y no tienen el beneficio económico como única razón de ser. Al final de cada año, estos bancos devuelven el dinero ganado al US Treasury.