Pues sí. En realidad, con cada “ráfaga” de viento solar que emite se desintegra un poco más. Ese viento es un flujo caliente y muy veloz de gas magnetizado, que emana de la parte superior de su atmósfera. Está compuesto de iones de hidrógeno y helio, y algunos elementos pesados más. El modo en que fluyen esos vientos solares es similar al de una olla a presión a la que se quita la pesa. La peculiaridad de estos vientos es que, en vez de enfriarse y perder velocidad cuando se alejan de la estrella, se aceleran y van ganando temperatura. Y no se sabe bien por qué.