Científicos suecos han descubierto que algunas bacterias se comunican entre ellas mediante moléculas, siguiendo un proceso llamado "autoinducción" que es importante en la formación de "biopelículas" o estructuras densas con capacidad para resistir tanto a los antibióticos como al sistema inmune humano. El descubrimiento podría utilizarse para diseñar moléculas que "engañen" a las bacterias y bloqueen la comunicación entre ellas