miércoles, 8 de agosto de 2012

el brasileño que pudo ser multimillonario

La historia del brasileño Nélio José Nicolai no es pública para muchos, pero él es el “inventor” de la primera máquina que reconocía e identificaba las llamadas entrantes en un teléfono, y nunca consiguió ver ese mérito legalmente registrado, y sus reclamaciones se perdieron en una guerra de patentes y excusas que no le han reportado dinero alguno. Se estima que si todos los fabricantes de telefonía pagaran por la patente (y todos los teléfonos incorporan la identificación de llamadas) este brasileño reuniría una de las mayores fortunas del mundo.

Nélio José Nicolai nació en Minas Gerais, en la región Sudeste del país, y en la década de 1970 trabajaba para Telebrás en Brasil. Allí, en 1977, comenzó a dar forma a lo que sería el identificador de llamadas BINA (un acrónimo de “B identifica el número de A”). Pese que consiguió un primer prototipo funcional las primeras trabas surgieron desde su misma empresa pues el mismo estado consideró, y así alertó a Telebrás, que “identificar el número de los que hicieran una llamada sería una invasión a la privacidad”. Ahora parece algo de locos, pero puede que entonces tuviera algo de sentido.
Más tarde nuestro protagonista instaló 4 Binas en un amplio edificio de apartamentos, convenciendo a la comunidad que serían una buena arma contra las bromas e inocentadas telefónicas que sufrían de los mismos vecinos. El éxito fue rotundo y le animó, ya en 1980, a registrar la patente de la máquina. La historia continua entre pasajes turbios y poco claros (viajes de exempleados de TeleBrasilia al Canadá, del mismo Nicolai, documentos técnicos y prototipos extraviados, etc.). Lo que sí sucedió es que poco tiempo después la patente de una máquina similar fue registrada en Canadá y en Estados Unidos por otras compañías. En 1986 Bell Canadá realizaba ya las últimas pruebas y en 1988 se comercializaba y expandía mundialmente el sistema.

Pese que recibió ofertas para que renunciara a tener la patente completa Nicolai nunca recibió el apoyo necesario del INPI de Brasil para imponer sus derechos de legítimo inventor en el ámbito internacional, y ha tenido que invertir muchos años en largos procesos judiciales, apelaciones, negociaciones, etc. que todavía no han cesado y que seguramente tardarán muchos años en concluir. En 1996 Nélio recibió de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) un premio por su invención, y se calcula que de ganar todos los pleitos actuales su fortuna alcanzaría cifras de miles de millones de dólares.
¿Alguno duda que esto nunca sucederá?