jueves, 16 de agosto de 2012

Disney desarrolla la tecnología más perfecta para crear réplicas robotizadas en látex del rostro humano

Rostros de una similitud asombrosa con los de su humano inspirador y con una capacidad para recrear movimientos naturales que pone los pelos de punta. Es lo que ha conseguido Disney a través de un proceso que ha dado en llamar clonación facial física. Un método que replica no solo el aspecto sino también la textura y la estructura del rostro para que los movimientos robotizados respondan con fidelidad a la gestualización del modelo humano y cuyo objetivo, mucho nos tememos, es conseguir que en los parques temáticos Disneyland termine haciendo más muñecos mecánicos con un aspecto más realista que los actuales monigotes y que nos quepa la duda de si Johnny Depp está en nómina de la atracción de Piratas del Caribe.
Robots de aspecto escalofriantemente humano, con piel de silicona y movimientos gestuales indistinguibles de los de la persona tomada como modelo.
Mediante tecnología de análisis tridimensional de movimientos se estudia el registro de movimientos del humano y se crea un modelo informático tridimensional del rostro. A partir de ahí se calcula de manera precisa la forma, densidad y composición que debe tener la piel recreada artificialmente con silicona para reflejar con la mayor fidelidad las características de la del sujeto a “clonar”.
El proceso informático pasa a lo físico con la realización de un molde tridimensional al que sólo resta dotar de detalles más propios del maquillaje como leves variaciones en el color de la piel (pecas, lunares…) así como aditamentos pilosos (cabello, barba, cejas, pestañas…). Por el momento lo que parece haber quedado para otro departamento es lo referente a los ojos y sus movimientos, de ahí que el modelo artificial permanezca con los ojos cerrados.
Una vez obtenida esa piel se coloca sobre un animatronic, un robot capaz de moverse mecánicamente y que replica la dinámica de los gestos. La piel de silicona que cubre este robot acompaña con su elasticidad dichos movimientos para aproximarlos lo más posible a los de la persona real.
Para una mayor fidelidad el grosor y la elasticidad del rostro clonado no son uniformes sino que habrá partes con propiedades diferentes en función de la naturaleza del rostro tomado como modelo.
Ahora sólo cabe imaginar un futuro no muy alejado en el que esta tecnología se aplique a robots conectados a ordenadores dotados de inteligencia artificial de manera que puedan replicar los gestos y expresiones asimilados a la emoción (o a la falta de la misma).