Los satélites Clúster de la Agencia Espacial Europea (ESA) han descubierto que la atmósfera terrestre deja pasar el viento solar (corriente de plasma expulsada por el Sol) a la magnetosfera de nuestro planeta en un rango de ubicaciones y condiciones hasta ahora desconocidas. Esta primera línea de defensa de la Tierra funcionaría de hecho como un “colador” de dicho viento, cuyo paso provoca espectaculares auroras o puede hacer que se interrumpan las señales de GPS y de los sistemas eléctricos.