
Al tradicional paraguas se le une un accesorio que complementa verticalmente su estructura aportando así una protección adicional, además de techo ya tenemos al menos una pared. Lo mejor es que a pesar de su aspecto tan aparatoso continúa (a su estilo) la proverbial habilidad de los paraguas para plegarse una vez que no se requiere de sus servicios.
En este caso, y dada su particular concepción física, en lugar de un bastón terminamos con algo parecido a uno de esos parasoles para coche que una vez plegados adoptan forma circular. No podremos apoyarnos en este paraguas al caminar pero tampoco se lo clavaremos a nadie.