Si uno quiere esconder una pistola, un lugar perfecto, a juzgar por su historial cinematográfico, es una cámara de fotos. Pero… ¿tiene sentido hacerlo a la inversa? Puede ser una pieza única, pero desde luego si eres periodista y llevas esa cámara vas a durar dos telediarios en el oficio y jamás podrás cruzar un aeropuerto con la cámara al cuello. Lo más surrealista es la explicación que aparece al final del camino de baldosas amarillas que es la fuente de la fuente de la fuente (en este caso, justo antes de llegar al japonés): la pistola pertenece a la policía japonesa. ¿Será que intentan facilitar la tarea de las fotos con un objeto familiar?...
