viernes, 22 de agosto de 2014

La verdadera causa de la obesidad: ocho clases de bacterias deciden tu peso

Ni la alimentación, ni los hábitos de vida poco saludables, ni la herencia genética. El factor que más influye en el sobrepeso y la obesidad está directamente relacionado con la flora intestinal. Los resultados de dos nuevos estudios, realizados por instituciones sanitarias de diferente nacionalidad y publicados en el último número de la revista Nature, han demostrado que la baja presencia de bacterias en el intestino aumenta el riesgo de engordar. Una deficiencia que afecta a una de cada cuatro personas, entre las cuales el 80% padece sobrepeso.
Cuanto más rica sea la diversidad bacteriana más fácil será mantenerse en el peso corporal ideal según revelan dichas investigaciones, por lo que se relativizan otros factores de riesgo hasta ahora sobredimensionados como el sedentarismo o la mala alimentación, aunque no se anulan por completo.
“La riqueza bacteriana favorece la digestión de alimentos ricos en fibra o carbohidratos y protege al organismo contra las bacterias malas"
que son la causa de diversas infecciones y enfermedades, según asegura el catedrático en microbiología y coordinador del estudio Dusko Ehrlich.

La nueva clave en la lucha contra el sobrepeso pasa por
"centrarse más en los microbios”,
que ayudan a reducir o controlar el peso corporal y, por ende, a disminuir la incidencia de otras patologías asociadas a la obesidad, como el colesterol, la diabetes, la hipertensión o los problemas cardiovasculares. Estudios previos en ratones de laboratorio ya habían demostrado que un trasplante de microbiota intestinal podría ser un buen tratamiento para la obesidad.

Ocho tipos de bacterias implicadas
Las investigaciones iniciadas hace diez años sobre el papel de la flora intestinal en el desarrollo de diversas patologías han llegado a otra serie de conclusiones sorprendentes, como es el hecho de su influencia en el sistema inmunitario y el desarrollo cerebral, gracias a los avances en la secuenciación de los genomas. Sin embargo, estos últimos estudios sientan por primera vez una nueva base para la identificación precoz y el perfeccionamiento de los tratamientos contra una enfermedad que, según las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría afectar a más de 700 millones de personas en todo el mundo, lo que la convierte en una de las mayores preocupaciones para los sistemas públicos de salud.

Los autores del estudio han identificado hasta ocho tipos de bacterias diferentes que serían las encargadas de regular el peso corporal, por lo que la tendencia al sobrepeso depende de su grado de presencia en el intestino. La industria agroalimentaria podría tener un importante papel en la lucha contra la obesidad mediante la aplicación de estos resultados, como es el caso del desarrollo de alimentos probióticos y de la nutrición personalizada (alimentos enriquecidos o funcionales adaptados al metabolismo de cada persona).

Prevención de enfermedades
El mercado de la alimentación está cada vez más condicionado por las investigaciones científicas, y es que la prevención de la mayoría de enfermedades está relacionada con las dietas personalizadas, pues el metabolismo de cada persona reacciona a los distintos nutrientes de diferentes maneras.
“Es posible disminuir los factores de riesgo a la hora de contraer patologías de distinto orden mediante la dieta. Por ejemplo, nosotros hemos descubierto que las personas que siguen una alimentación rica en frutas y verduras cuentan con una mayor diversidad bacteriana”,
apunta Ehrlich.

La metagenómica, entendida como la aplicación de técnicas genómicas modernas para el estudio de los microorganismos en su entorno natural, permite llegar a un conocimiento exacto de la flora intestinal de cada persona. Unos datos que, combinados con la información sobre el genoma de los alimentos, permite saber cómo reacciona el metabolismo a determinados nutrientes. Con este conocimiento se pueden desarrollar suplementos alimenticios atendiendo a las necesidades del metabolismo y los factores de riesgo de cada persona.

Al margen de la evolución de la industria alimentaria, para mejorar la flora intestinal se recomienda reducir la ingesta de grasas, no abusar de los fármacos, consumir más alimentos crudos y realizar ejercicio físico.