miércoles, 23 de mayo de 2012

El hombre que se llevó a la tumba el secreto de Starlite, un super-material que parecía de otro planeta

Maurice Ward había sido anteriormente peluquero, lo que no parecía un antecedente demasiado fiable cuando proclamó en 1990 que había desarrollado un material plástico que permanecía frío inmediatamente después de haber recibido un intenso calor. Pero lo cierto es que se realizaban pruebas y más pruebas sobre su Starlite (así bautizó al material) y no parecía haber engaño ni error posible. Hace ahora un año que Ward falleció y aunque todos creían que se había llevado la fórmula de ese plástico milagroso a la tumba una reciente investigación apunta a la posibilidad de que algún miembro de su familia esté al tanto de tan suculento secreto.

Se hace difícil imaginar la cantidad de dinero que podría pagar algún gran emporio de materiales (Dupont, 3M…) por la receta de tan interesante material.
La NASA, el Pentágono, la Federación de Fabricantes de Preservativos… estamos hablando de un plástico capaz de soportar 1.000º de temperatura sin inmutarse. No ya es que no se derrite, el Starlite permite que después de estar un buen rato aplicándole un soplete puedas tocarlo con el dedo en cuanto lo alejas de ese intenso calor y al tacto está frío.
Al principio el escepticismo era evidente pero en cada prueba que se realizaba con muestras escrupulosamente controladas por Ward se demostraba inequívocamente que aquello no era una engañifa.
Pero el amigo Ward era duro de pelar y en más de dos décadas de contactos con diferentes empresas privadas e incluso con la NASA nadie consiguió quebrar su reticencia a llegar a un acuerdo comercial para desarrollar industrialmente el Starlite.

Ahora, un año después de su fallecimiento, un artículo de la revista New Scientists ha rescatado una entrevista en la que el propio inventor reconocía que había alguien de su familia que estaba al corriente de la fórmula secreta del insólito material.
Cuesta creer que alguien se resista a ganar potencialmente varios capazos de millones, pero parece ser que así es. Dios le da pan… a gente muy rara.