viernes, 13 de septiembre de 2013

Los mosquitos no pueden volar con niebla

Los mosquitos tienen la notable capacidad de volar, además de en cielos claros, bajo la lluvia, soportanto incluso el impacto de gotas de agua más de 50 veces su masa corporal. Sin embargo, al igual que los aviones modernos, a los mosquitos no les queda más remedio que mantenerse en tierra cuando la niebla es espesa. Investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia han presentado este curioso estudio en un congreso de dinámica de fluidos de la Sociedad Americana de Física que se celebra estos días en San Diego, California.

«Los impactos de gotas de lluvia y la niebla afectan a los mosquitos de manera muy diferente»,
afirma el investigador del Tecnológico de Georgia Andrew Dickerson.
«Desde la perspectiva de un mosquito, una gota de lluvia que cae es como si a nosotros nos atropellara un coche pequeño. El impacto de una partícula de niebla -que pesa 20 millones de veces menos que un mosquito- es como ser golpeado por una miga. Así, la niebla es a un mosquito lo que la lluvia es a un ser humano».

En promedio, durante una tormenta, los mosquitos son alcanzados por las gotas una vez cada 20 segundos, pero las partículas de niebla rodean al mosquito continuamente mientras vuela. La interacción de un mosquito con una gota de agua es por lo tanto breve, pero la interacción con las partículas de niebla es continua e inevitable una vez que el mosquito se encuentra en una nube de niebla.

A pesar de su abundancia, las gotas de agua en la niebla son tan pequeñas que no deberían molestar a un mosquito tanto como para afectar a su capacidad de volar. Para explorar este rompecabezas, los científicos utilizaron vídeo de alta velocidad. Así, observaron que los mosquitos tienen una reducida frecuencia de aleteo en la niebla pesada, pero conservan la capacidad de generar fuerza suficiente para levantar sus cuerpos, incluso después de una caída significativa de rocío. Sin embargo, no son capaces de mantener la posición vertical requerida para mantener el vuelo.

Como los aviones
La razón de esto es el efecto que la niebla tiene en el mecanismo primario de control de vuelo de un mosquito. Unas pequeñas estructuras cubiertas de protuberancias que salen de las alas traseras proporcionan la retroalimentación giroscópica a través de la fuerza de Coriolis (la fuerza perpendicular generada por un objeto giratorio).

Estas estructuras tienen un tamaño comparable al de las gotitas de niebla y se agitan aproximadamente 400 veces cada segundo, golpeando miles de gotas por segundo. Aunque las estructuras normalmente repelen el agua, repetidos choques con partículas de niebla de 5 micras dificultan el control de vuelo, lo que lleva que sea imposible que los mosquitos se mantengan en el aire.

«Estas estructuras no pueden detectar su posición correctamente y funcionan mal, de manera similar a como los limpiaparabrisas no funcionan bien cuando la lluvia es muy intensa o si hay nieve en el cristal»,
explica Dickerson.
«Este estudio nos muestra que el vuelo de los insectos es similar al vuelo de las aeronaves en el hecho de que el vuelo no es posible cuando los insectos no pueden percibir su entorno. Para los humanos, la falta de visibilidad dificulta el vuelo, mientras que para los insectos son sus sensores giroscópicos de vuelo».