No sé si os ocurrirá lo mismo que a mi cuando voy de Camping. Cargado con la mochila, el saco, la tienda y multitud de trastos, el abrigo en el que al principio te sentías cómodo empieza a convertirse con el esfuerzo y el tiempo en un invernadero agobiante que termina convirtiendo una experiencia grata en algo tan insoportable como un domingo de resaca…