lunes, 1 de marzo de 2010

Detección óptica de explosivos a distancia


Los explosivos siempre dejan huellas. Su manipulación implica una pérdida inevitable de residuos, que se diseminan por las superficies de los objetos que los transportan. Adheridos en las manos, se esparcen dejando trazas del orden de la millonésima parte de un gramo, imposibles de eliminar por completo. Esta característica ofrece una pequeña ventaja para su detección, ya que los avances tecnológicos, también en estas materias, se pueden aliar en ocasiones en contra de los servicios de seguridad.
A partir de este interesante principio ha nacido Optix, un sistema de detección óptica de explosivos que permite el análisis de las posibles sustancias detonantes a 20 metros de distancia. Impulsado por La Unión Europea, dentro del VII Programa Marco de I+D, cuenta para su desarrollo con la participación de un nutrido grupo de empresas e instituciones especializadas en tecnología y defensa. Empresas como Indra, las universidades de Málaga, la de Viena y las de Dortmund o Clausthal en Alemania, se han unido a grupos de operaciones especiales como los Tedax (Técnicos Especialistas en Desactivación de Explosivos) de Valdemoro de la Guardia Civil para experimentar un nuevo método de análisis. El Optix integraría, por primera vez en un mismo aparato tres tecnologías de detección, LIBS, Raman y Absorción Infrarroja.
Tres tipos de espectometría diferente que mide reacciones distintas para cada sustancia. LIBS: a través de la incidencia de un láser sobre la zona a estudiar, se consigue disociar los átomos e iones atrapados en la materia. La irradiación que producen estos cambios es recogida por LIBS. El Raman mide las variaciones en las vibraciones de la moléculas, provocada por la incidencia del láser. Y por último, la Absorción Infrarroja, que toma como dato el patrón de absorción, es decir, la radiación retenida, «la que se contiene en diferentes longitudes de onda», explica Carlos de Miguel, gerente de Seguridad de Indra. De esta manera, se obtendría la composición exacta de cada sustancia.
precisión y seguridad
Todo ello de manera automática y a 20 metros de distancia de la zona de posible peligro, donde los expertos decidirán, según el resultado, la mejor forma de enfrentarse al explosivos. «Las ventajas para los técnicos son enormes. Se podrá hacer detección a distancia de bultos sospechosos, maletas o vehículos. Valorar con precisión el tipo de explosivo, reduciendo los pasos negativos, adecuando el procedimiento y aumentando la seguridad personal», detalla Miguel Albéniz, capitán de los Tedax de la Guardia Civil. Tres sistemas que se aplicarán por primera vez al mismo tiempo y que actualmente no se utilizan. «La valoración actual se hace a través de los perros. Es lo más versátil, pero el perro no puede estar constantemente analizando», explica Albéniz. El perro es capaz de detectar, con riesgo para su propia integridad, pero no de determinar de qué explosivo se trata en cada caso.
La idea es que a finales de este año haya un primer prototipo, aunque las pruebas se extenderán hasta el 2012. Las aplicaciones y las posibilidades del trabajo a distancia se determinarán más adelante, en función de las necesidades concretas de los técnicos. Puede desarrollarse un robot, que se acerque a corta distancia para detectar coches bombas o «podría proponerse una instalación fija para coches que entren en una determinada instalación», añade de Miguel.