lunes, 4 de noviembre de 2013

¿Las películas románticas perjudican seriamente las relaciones de pareja?

“Todo lo que acaba, acaba mal, porque si no nunca terminaría”
“Prefiero morir ahora que vivir cien años sin haberte conocido”
“El amor no se piensa, se siente”
Frases como estas calan hondo en la sociedad occidental. Aunque la mayoría de la gente opina y razona que una película romántica no refleja la realidad de una pareja, lo cierto es que la visualización de este tipo de films sí puede impactar en las creencias sobre lo que se espera de una relación.

Esta información puede ir hasta el inconsciente y proyectarse en una relación sentimental. La persona que lo vive puede creer y sentir que la relación no está funcionando y provocar de forma no consciente su ruptura

Películas de gran éxito comercial como Crepúsculo, Titanic, El diario de Noa, Un paseo para recordar y muchas más que harían una lista interminable cuentan lo que el protagonista es capaz de hacer y a lo que es capaz de renunciar por amor.

Hay que tener en cuenta que gran parte de estas películas se centran en la primera fase de la relación (enamoramiento) donde los sentimientos son intensos. En el film da igual el tiempo que lleven juntos los enamorados, ese tipo de sentimiento se mantiene para siempre.

Una crisis inesperada
Sin embargo, hay otro tipo de películas que son más fieles a la realidad a la hora de retratar las relaciones de pareja. Pero, curiosamente, suelen estar en la categoría de cine independiente. Tal es el caso de Revolutionary Road o la trilogía de Antes del amanecer. En cifras de recaudación parece que la realidad no se vende tan bien cuando se trata del amor.

El amor idealizado es bastante más rentable.

Muchas de las crisis que se dan en la pareja son debido a los mensajes sutiles de la gran pantalla. Este tipo de cine legitima el sobreesfuerzo y la renuncia de uno mismo porque transmiten el mensaje de que sin amor nada importa.
El efecto que esto genera en el espectador es el de “deuda” cuando se traslada a la vida real. La pareja no se centra en lo que tiene y se plantea qué está dispuesta a hacer por ella su pareja. Se legitima una serie de creencias erróneas de lo que se debe esperar para asegurar que la relación funcione:
  • “Nuestro amor se mantendrá inalterable con el paso del tiempo”.
  • “Mi cónyuge debe anticipar mis pensamientos, necesidades y sentimientos”.
  • “Mi cónyuge no herirá nunca mis sentimientos”.
  • “El amor es algo que no se aprende, sale de dentro”.
  • “Si me quisiera de verdad se esforzaría por agradarme”.
  • “Amor significa querer estar juntos, no dudar y compartir toda nuestra vida”.
  • “Puesto que estamos enamorados mi pareja me va a entender y aceptar siempre”.
  • “Sólo hay un amor verdadero por el que luchar”.
Cada pareja es única y tiene una identidad propia. No olvidemos nunca eso. Es inevitable que el cerebro humano busque el compararse con los demás siendo el cine un claro referente a la hora de hacerlo.

El cine puede ayudar a ilusionarse con el amor y a desconectar de las preocupaciones diarias, pero nunca debería ser un manual de lo que debe ocurrir en  una pareja.
Es saludable prestar atención a lo que tenemos. 
Es saludable saber detectar cómo es cada uno para tolerar las diferencias.
Es saludable entender que cada uno es diferente a la hora de decidir qué quiere aportar y a qué está dispuesto a renunciar en una relación sentimental.
Es saludable no presionar y sí comunicar lo que cada uno quiere.
Por último es saludable sentir la libertad de poder decidir cómo uno se quiere implicar en una relación y así dejar de perder el tiempo en esperar y preguntar si la relación de pareja funciona.  
Prestar atención a las vivencias que cada uno experimenta en su relación y ser consciente de ellas sin juzgarlas es el mejor manual para aprender a disfrutar de una relación.

*Sara Rodríguez Laínz es psicóloga en el Centro de Logopedia y Psicología Arganzuela y experta en vínculo y relaciones de pareja.