martes, 29 de junio de 2010

En 15 años habrá paneles solares en el espacio

Las radiaciones solares se atenúan al atravesar la atmósfera, lo que no ocurre si se capta la energía desde un satélite formado por grandes hileras de paneles fotovoltaicos. Luego se envía a la Tierra por ondas electromagnéticas
En estos momentos ya hay más de 10 organizaciones privadas y públicas desarrollando programas sobre energía solar extraatmosférica, captada en el espacio y enviada después a la superficie terrestre. Entre ellas la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) o la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), así como varias universidades. Hasta hay una organización sin fines de lucro, Space Canada, dedicada a la promoción de esta fuente de energía alternativa.
Leopold Summerer, responsable del equipo de conceptos avanzados de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha adelantado a este semanario que el primer prototipo para realizar pruebas a pequeña escala podrá estar listo en cinco o diez años y que la energía solar procedente del espacio (Space-based Solar Power, SBSP) empezaría a ser realidad del año 2025 en adelante
Transmisión
Los satélites solares podrían recoger desde solamente decenas de Megawatios, MW, hasta varios cientos de Gigawatios, GW, según las mismas fuentes. Pues bien, en la ESA estiman que en el año 2020 las necesidades energéticas de Europa rondarán los 500 GW cuando una planta nuclear estándar, moderna, produce alrededor de 1 GW. «Si pudiéramos acercarnos a una eficiencia teórica de transmisión vía ondas electromagnéticas de un 50 o un 60 por ciento, podríamos integrar en red de forma continua tres o cuatro veces más la cantidad que entra por fotovoltaica terrestre», explican en la Agencia Espacial Europea.
Las investigaciones se suceden en distintos puntos del planeta. Por ejemplo, en el Simposio Internacional sobre Energía Solar procedente del espacio celebrado el pasado mes de septiembre en el Centro de Ciencias de Ontario en Toronto, Canadá, se hizo una primera demostración de transmisión inalámbrica de energía (WPT) de la mano de John Mankins, presidente de la Asociación de Energía Espacial (FRE) y experto internacional en sistemas espaciales con 25 años de carrera en la NASA, y el profesor Nobuyuki Kaya, de la Universidad de Kobe, en Japón, donde un equipo de expertos investiga las posibilidades de la energía extratmosférica
Optimismo
Sin embargo, conviene templar un poco los ánimos. Antes de comenzar el siglo XXI, los sucesivos gobiernos estadounidenses ya habían invertido en algunos proyectos relacionados con la energía espacial, pero demostraron que aunque la idea era técnicamente factible, en aquellos años el coste que suponía ponerla en marcha la hacía económicamente inviable. Así se recoge en el informe «Energía solar procedente del espacio, una oportunidad para la seguridad estratégica», presentado en octubre de 2007 a la dirección de la National Security Space Office (NSSO), de Estados Unidos. En el mencionado documento figura, por ejemplo, el proyecto en el que colaboraron la NASA y el Departamento de Energía estadounidense, «NASA/DOE Project», en los años 70; el estudio «Fresh Look» entre 1995-1997, basado en el anterior o el denominado programa «SERT», entre 1998-2001, ambos también de la NASA. Otras iniciativas similares han tenido lugar en Japón y en Europa en los últimos veinte años.
Recientemente, y a raíz de los grandes avances técnicos que se han logrado en la última década, el optimismo se ha abierto camino entre sus promotores. En opinión de Leopold Summerer, también miembro del Grupo de Estudio sobre SBSP creado por la Academia Internacional de Astronáutica (IAA) «la viabilidad técnica es sólo un requisito pero no una condición suficiente. Todavía necesita madurar tecnológicamente» y, desde su punto de vista, «todavía queda mucho por hacer en este sentido».