viernes, 9 de marzo de 2012

La taza de combate



No solo porque ocupa mucho espacio, pero descubrirás que hay otras razones que desaconsejan por completo llevarse de viaje la taza de combate OPMOD. A no ser que te haga ilusión montar un pollo en la aduana cuando al pasar tu equipaje de mano por los rayos X comiencen a sonar las alarmas porque parece estás tratando de subir a un avión con una extraña arma oculta aunque en realidad no es más que una taza para tomar café… un café muy cargado que te hará ponerte firme cada mañana y gritar “¡Señor, sí, señor!”.

Lo mejor de esta taza que en su versión más básica parece el cañón de un M-16 con su asa de transporte incluida es comenzar a añadirle accesorios hasta que termina por no parecerse en absoluto a una taza. Tampoco a un fusil de asalto, pero se queda a medios camino.
Laser, linterna, abrebotellas, periscopio con espejo a 90º para vigilar al enemigo (o a la rubiaca del final de la barra del bar) sin ser descubierto… un extenso repertorio de aditamentos que jamás habrías pensado que necesitarías en la taza en la que y tomas el desayuno pero que también pueden servir en combate para disimular que necesitas un café que te mantenga despierto.
El mango de soporte se despliega hasta convertirse en un trípode aunque por suerte o ir desgracia entre las múltiples posibilidades del OPMOD ni está la de pegar tiros. Eso sí, en cuanto al precio está más cerca del armamento que del menaje, pues cuesta $250.