Los ordenadores son cada vez más rápidos, cada vez más pequeños y los sistemas operativos cada vez funcionan mejor… sí, en serio. Pero en lo que no parece avanzar tanto la cosa es en la interacción hombre máquina. Se inventó el ratón, lo hemos tenido varias décadas aquí al ladico del teclado al pobre sin pedir queso ni nada, apenas empezamos a complementarlo y/o sustituirlo con los touchpads y pantalla táctiles pero en esencia seguimos empleando un escritorio bidimensional. ¿No va siendo ya hora de que llegue aquí también la fiebre 3D?
Por mucho avance informático que tengamos sobre la mesa, seguimos moviendo objetos a lo largo y ancho de una superficie plana de dos dimensiones, la pantalla.
Jinha Lee y Cati Boulanger han pensado en un entorno tridimensional en el que las imagenes de los objetos con los que trabajamos (carpetas, documentos…) ocupen un espacio virtual con profundidad activa. Mediante el uso de una pantalla especial OLED transparente de Samsung y una serie de sensores, además por supuesto de un software especial, los movimientos de las manos se detectan y se ponen en contexto con los “objetos” que manejamos y que podemos ver a través de dicha pantalla.
Los sensores además detectan la posición de la cabeza por lo que aunque modifiques la posición relativa de la misma con respecto de la pantalla el efecto seguirá produciéndose.
Jinha Lee y Cati Boulanger han pensado en un entorno tridimensional en el que las imagenes de los objetos con los que trabajamos (carpetas, documentos…) ocupen un espacio virtual con profundidad activa. Mediante el uso de una pantalla especial OLED transparente de Samsung y una serie de sensores, además por supuesto de un software especial, los movimientos de las manos se detectan y se ponen en contexto con los “objetos” que manejamos y que podemos ver a través de dicha pantalla.
Los sensores además detectan la posición de la cabeza por lo que aunque modifiques la posición relativa de la misma con respecto de la pantalla el efecto seguirá produciéndose.
