jueves, 13 de junio de 2013

Los médicos dudan: ¿sirven las mamografías para algo?

Aunque el escáner mamográfico, tal como hoy lo conocemos, se empezó a generalizar hace ya más de treinta años, es un procedimiento que sigue rodeado de una gran polémica en los círculos médicos. El Observatorio Europeo del Cáncer recomienda a las mujeres de entre 50 y 69 años someterse a esta prueba cada 2 o 3 años, una generalización que cada vez más médicos consideran excesiva.

Existe un gran debate médico sobre la conveniencia de promover las mamografías entre la población general. Aunque desde los años 80 ha habido una caída significativa de la tasa de mortalidad de cáncer de mama, varios estudios científicos, y no pocos médicos, creen que es peor el remedio que la enfermedad, pues la prueba lleva a muchas mujeres a pasar por una cirugía innecesaria.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista de la Real Sociedad de Medicina de Reino Unido promete echar más leña al fuego. Un equipo de investigadores liderado por el doctor Toqir K. Mukthar, del departamento de Salud Pública de la Universidad de Oxford, ha analizado los datos sobre mortalidad de cáncer de mama en los últimos 38 años. Su conclusión es clara:
“Los datos muestran que, de momento, las mamografías no tienen un efecto sobre la mortalidad por cáncer de mama a nivel de la población general”.
Los médicos siguen divididos
El estudio se ha realizado a dos niveles: analizando las muertes por cáncer de mama en la región de Oxford (en el periodo de 1979 a 2009), la única zona de Reino Unido en la que se muestran todos los tipos de fallecimientos en el certificado de muerte de sus residentes, y analizando los registros de muertes por cáncer de mama de toda Inglaterra (en el periodo de 1971 a 2009). El estudio tiene importancia dado que analiza los datos antes de que se generalizaran las mamografías a partir de 1988, cuando el Sistema Nacional de Salud británico lanzó una campaña al respecto.
La generalización de las mamografías no ha tenido incidencia sobre la tasa de mortalidad en un periodo de observación de casi 40 años
Este nuevo estudio contradice un informe elaborado en 2011 por el ministerio de Salud británico en el que se llegó a la conclusión de que las mamografías si reducían la mortalidad por cáncer de mama en un 20%, pero va en consonancia con otra investigación publicada en The New England Journal of Medicine, según la cual uno de cada tres tumores detectados en una mamografía nunca se habrían convertido en un cáncer clínicamente significativo.
¿En qué quedamos?
El doctor Toqir Mukhtar asegura que su estudio no discute la utilidad de las mamografías a nivel individual pero insiste en que
“sus efectos no son los suficientemente importantes para que sean detectados en la población general”,
algo que pone en duda la necesidad de invitar a pasar por la prueba a todas las mujeres a partir de determinada edad.
“Los ensayos clínicos habían indicado que tenían que transcurrir varios años entre la generalización de las pruebas y la aparición de una reducción en la mortalidad”,
explica Mukhtar.
“Sin embargo, nuestros datos muestran que la generalización de las pruebas mamográficas no ha tenido incidencia sobre la tasa de mortalidad por cáncer de mama en un periodo de observación de casi 40 años”.
¿Las mamografías siguen siendo útiles?
El doctor Antonio Llombart, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Arnau de Villanova (Valencia) y vocal de la Sociedad Española de Oncología Médica, ha reconocido que el debate sobre la conveniencia de realizar mamografías poblaciones es
“tremendamente complicado”.
En su opinión, hay tres formas de disminuir la mortalidad por cáncer de mama: que se reduzca su prevalencia (algo que, asegura, no está pasando ni en España ni en Reino Unido), que se mejore el diagnóstico o que se mejoren los tratamientos. En los últimos años se ha avanzado mucho en los dos últimos puntos y, gracias a ello, la mortalidad por cáncer de mama se ha reducido drásticamente.
La técnica de diagnóstico alternativa, la resonancia magnética, es muy costosa y jamás podría usarse para tratar a toda la población
Llombart reconoce que la mamografía
“no es una técnica perfecta”,
pues sólo diagnostica el 70% de los tumores y, además, puede incurrir en sobrediagnóstico, pues lleva a tratar tumores malignos pero poco peligrosos que, en realidad,
“no llegarían a causar ningún problema de salud”.
Por otro lado, se trata de una prueba
“sencilla, barata y poco tóxica”,
y la técnica de diagnóstico alternativa, la resonancia magnética (la mejor disponible) es muy costosa y jamás podría usarse para tratar a toda la población.
Tal como explica Llombart, no cabe duda de que es mejor someter a toda la población a mamografías que no hacer nada pues, pese a que estadísticamente no parece alterar la tasa de mortalidad, la prueba sí funciona a nivel individual y permite la detección precoz de tumores que, si se vieran más tarde, tendrían un coste mucho mayor para el sistema sanitario.
“Los tumores avanzados”,
explica Llombart,
“tienen una tasa del 88% de curabilidad, pero el coste del tratamiento es muy elevado, no sólo a nivel humano, también económico, pues cuesta unos 100.000 euros al año. El diagnóstico precoz hace que haya menor necesidad de servicios asistenciales y evita a los pacientes pasar por quimioterapia”.
Es hora de revisar las campañas
Al margen de los pros y los contras de las mamografías, Llombart cree que el verdadero problema que plantea el estudio británico tiene más que ver con aspectos de política sanitaria que con aspectos médicos. Este estudio, y todos los que se han hecho con anterioridad sobre la conveniencia de las mamografías poblacionales, plantea tres cuestiones, que es conveniente abordar.
1. ¿Conviene revisar la edad a la que se recomienda hacer las mamografías?
Cada Comunidad Autónoma tiene campañas diferentes y, en opinión de Llombart, sería positivo llegar a un pacto médico para definir la edad óptima en la que deben realizarse las mamografías, que cree debería situarse entre los 50 y 65 (en algunas comunidades se hace a partir de los 45, una edad en la que los screenings fallan más).
2. ¿Conviene dejar de hacer mamografías a la población general?
Dada la conclusión a la que llega el estudio británico, cabría pensar en la posibilidad de dejar de aplicar mamografías a la población general, independientemente de su edad. Para Llombart esta es la peor de las opciones, pues nos llevaría a una sanidad de dos velocidades: las mujeres con recursos, ante la duda, seguirían haciéndose mamografías en la sanidad privada, y el resto dejarían de acceder a una prueba que, de momento, es universal y gratuita.
3. ¿Conviene reducir el número de mamografías para invertir recursos en otras pruebas?
Para Llombart esta es la pregunta más importante que deberíamos plantearnos:
“Siendo razonables, tenemos que entender que los recursos que se ponen en un sitio no se están poniendo en otro”.
Actualmente hay un debate sobre la necesidad de crear screenings poblacionales para la detección precoz de cáncer de colon que, según Llombart, será pronto el cáncer con mayor tasa de mortalidad de España. ¿Deberíamos limitar las mamografías, o reducir su frecuencia, para fomentar estas pruebas?
“Hemos gastado mucho dinero para extender las mamografías mientras hay otro tipo de tumores cuya mortalidad es mucho mayor. Es algo que debemos plantearnos”,
concluye el oncólogo.