jueves, 10 de octubre de 2013

¿Hay cura para el jet lag?

Un grupo de científicos de la Universidad de Kyoto, en Japón, aseguran estar muy próximos a dar con la cura del jet lag al haber identificado un simbólico
«botón de reset»
en el
«reloj corporal»
situado en el cerebro.

En un artículo publicado en la revista «Science», los investigadores demostraron que interrumpiendo la información que comparten las aproximadamente 10.000 células que componen ese «reloj corporal», el salto a una zona horaria nueva se puede completar en cuestión de horas, en lugar de días.


Por ahora las pruebas solo se han llevado a cabo en ratones, pero el director del estudio, el doctor Hitoshi Okamura, es optimista. Cree que pueden tener éxito al trasladar el hallazgo a seres humanos. Así lo explicó al «Telegraph»:
«Normalmente a los ratones les resulta muy difícil sobreponerse a los efectos del jet lag pero fuimos capaces de conseguir que se recuperasen muy rápidamente. Necesitamos hacer pruebas más exhaustivas para superar determinados problemas, pero será posible aplicarlo en seres humanos».

El equipo de Okamura, que lleva 30 años buscando la cura del jet lag, descubrió que el
«reloj corporal»
puede moverse más rápido si se interfiere la actividad de los receptores de la vasopresina u hormona antidiurética, que juega un papel importante en las funciones del riñón. Los ratones, modificados genéticamente de tal forma que carecían de esos receptores, eran capaces de ajustarse a un salto de ocho horas en el transcurso de un solo día, un proceso que normalmente le lleva seis días a un ratón normal. El siguiente paso para los científicos japoneses es asegurarse de que cualquier fármaco que desarrollen no afecte a otros órganos del cuerpo, dada la importancia de los receptores de vasopresina.

En el artículo publicado en «Science», los investigadores de la Universidad de Kyoto hacen hincapié en que tanto el jet lag como los turnos de trabajo rotatorios
«pueden incrementar el riesgo de que una persona desarrolle hipertensión, obesidad y otros desórdenes metabólicos».

No es el primer avance que se produce en la lucha contra los efectos de los cambios bruscos de zona horaria. Otro equipo de científicos, de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, publicaron en agosto en la revista «Cell» un trabajo que apuntaba a una molécula, denominada SIK1, como la clave, también en ratones, a las respuestas a los cambios en los ciclos de luz. Al bloquear la actividad de la molécula, los ratones se recuperaban con mayor rapidez cuando se alteraba su ciclo diario luz/oscuridad. Este grupo de investigadores, sin embargo, aseguraba que todavía pasarían años hasta que el jet lag fuera historia.