miércoles, 4 de abril de 2012

La bacteria que convierte la electricidad en fuel

No estamos hablando de emplear la electricidad como energía para mover un coche, sino de utilizar la electricidad para conseguir un combustible semejante a la gasolina. Y todo gracias al diligente trabajo de unas bacterias comilonas que asimilan el dióxido de carbono transformándolo en isobutanol. Algo así como sacar gasolina del enchufe de la pared, pero gracias a la ingeniería genética. Se acabó la posibilidad de quedarte tirado con el coche, cuando se acabe la gasolina puedes poner a funcionar las placas solares del techo para que el motor de combustión vuelva a tener “sopa” con la que funcionar.
La bacteria de marras se llama Ralstonia eutropha H16 y utiliza la electricidad para convertir dióxido de carbono en alcohol.
Los átomos de hidrogeno necesarios para ello podrían generarse a través de placas solares. Es lo que han desarrollado científicos de la UCLA (Universidad de California Los Ángeles), algo que podríamos llamar electrobioreactor. Esto abre la puerta a pilas de combustible infinitas que sustituirían las de ion-litio con que se almacena la energía de los automóviles eléctricos dado que con este nuevo sistema el automóvil produciría su propio combustible.
A efectos del experimento, en la UCLA han empleado ácido fórmico para simular la reacción eléctrica que idealmente debería producirse mediante placas solares. No obstante la aplicación probablemente más eficiente (al menos a priori) no sería la de emplearlo en pequeñas instalaciones en los propios automóviles sino en plantas de procesado en las que las bacterias convertirían los desechos en electricidad, suponiendo ello un importante paso en pos de la independencia de los derivados del petróleo, así como en el abaratamiento de los combustibles