jueves, 22 de agosto de 2013

Una 'tablet' con 3G contamina más que un ordenador de sobremesa

Es domingo por la tarde y tu equipo juega a las 9, con tan mala suerte que ésa es justo la hora a la que sale tu tren. El viaje dura unas tres horas, así que no hay esperanza de que llegues a tiempo de ver siquiera el final. Pero en realidad, esto no es problema ya que puedes ver el partido de principio a fin desde tu asiento en la pantalla de tu smartphone o tableta.

Gracias a la conexión móvil, el mundo entero está a nuestro alcance desde cualquier sitio en cualquier momento. Ya no nos perdemos nada de lo que nos interesa. Pero esa hiperconectividad tiene su precio, no solo económico, sino también medioambiental: la tecnología que nos permite acceder a todos esos contenidos requiere un consumo de energía que deja su impacto en nuestro entorno.

Un impacto que no es fácil de medir. ¿Qué contamina más: utilizar un móvil o un ordenador? ¿Conectarse a internet a través de banda ancha fija o de 3G? La respuesta a estas preguntas es, obviamente, que depende de para qué queramos conectarnos y durante cuánto tiempo.

Dispositivos individuales con conexión 3G, los que más contaminan
En el intento de hacer una aproximación, la compañía Carbon Trust ha medido el impacto
–en forma de huella de carbono-
de ver un partido de fútbol completo en distintos dispositivos y utilizando distintos tipos de conexión. El resultado es que esa huella puede ser hasta 10 veces mayor dependiendo del sistema que utilicemos, y que el más contaminante no es el que habríamos esperado.

Curiosamente, la situación descrita arriba es la que más contamina: ver un partido en tu tableta utilizando una conexión 3G genera una huella de carbono de 3,7 kilogramos. Teniendo en cuenta el dispositivo del que estamos hablando, resulta una cantidad muy alta, y más si lo comparamos con las emisiones que generaría ver el mismo programa en un ordenador de sobremesa: entre 0,42 y 0,75 kgs -lo que supone entre ocho y cinco veces menos-.

Uno de los motivos de esa cantidad tan alta es que la transmisión de datos a través de una conexión móvil requiere un consumo energético muy intenso:
"ver así un partido completo puede llevar asociada la misma cantidad de emisiones que conducir 10 millas en un coche de gasolina normal",
según el informe.

Pero ésa no es la única razón. Ya que en este caso se ha calculado la huella de carbono por espectador, el factor que dispara la cantidad de emisiones ligada a cada tipo de pantalla es, sobre todo, si se ven de forma individual o si pueden ser utilizadas de forma simultánea por varias personas. Así, según este estudio, la forma menos contaminante de ver un partido es en una pantalla LED de tamaño grande, siempre que se vea en grupo.

Tal como explica Paul Swift, analista de Carbon Trust, a Wired,
“es cuestión de cuántas personas están compartiendo los recursos. Es igual que en el transporte: si van cuatro personas en un coche, está bien, mientras que si solo va una, es una huella muy intensa. Con las pantallas ocurre igual: si tengo una televisión y toda mi familia la está viendo, las emisiones de carbono por persona son pequeñas”.