lunes, 9 de enero de 2012

Nos acercamos al final de la muerte

La inmortalidad, un sueño cada día más cerca de convertirse en realidad.
Gracias a los continuos avances científicos, probablemente en dos o tres décadas veamos el inicio de la “muerte de la muerte”. Algunos científicos están ahora estudiando el proceso de envejecimiento como una enfermedad, pero lo más sorprendente es que parece ser una enfermedad curable. La inmortalidad, un gran sueño humano desde el comienzo de la historia, parece estar cada día más cerca de convertirse en realidad. Afortunadamente, hoy es posible pensar tanto de una inmortalidad biológica como de una inmortalidad computacional.

Sir Arthur C. Clarke, el conocido científico y autor de ciencia ficción, escribió hace casi medio siglo sus famosas tres leyes del futuro:
1. Cuando un científico viejo y distinguido afirma que algo es posible, es casi seguro que está en lo correcto. Cuando afirma que algo es imposible, es muy probable que esté equivocado.
2. La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse más allá de ellos, hacia lo imposible.
3. Cualquier tecnología suficientemente avanzada no se diferencia de la magia.
Clarke creía que la humanidad llegaría a la inmortalidad física antes del final del siglo XXI. De hecho, los científicos vienen alcanzado grandes logros en estudios de longevidad durante los últimos años y, de continuar así, es probable que se llegue al control del envejecimiento en las próximas dos o tres décadas. Gracias a diferentes desarrollos científicos y tecnológicos, actualmente se han creado ratones que viven casi 3 veces su expectativa de vida promedio, mosquitas de la fruta (Drosophila melanogaster) que viven 4 veces más, y algunos gusanos que han logrado vivir 6 veces más que su expectativa de vida observada normalmente en el medio ambiente. Los experimentos con ratones son especialmente importantes pues se estima que los ratones y lo seres humanos compartimos, según como se mida, cerca del 80% del genoma. Hay una fundación sin fines de lucro que tiene un premio para crear ratones que vivan indefinidamente. La competencia científica internacional se llama el Premio del Ratón Matusalén para crear ratones que alcancen vidas muy largas, con una longevidad creciente. También hay un segundo premio para “rejuvenecer” ratones. Los científicos que participan en el “Premio del Ratón Matusalén” esperan que en dos décadas se pueda controlar el proceso de envejecimiento en los ratones, y quizás una década más tarde se pueda hacer lo mismo en los humanos. En pocas palabras, lo que hoy parece magia, pronto quizás podrá ser realidad. Los avances científicos recientes muestran que la inmortalidad física no es imposible, y que muchos de nosotros llegaremos a verla con nuestros propios ojos.
La inmortalidad y el cáncer
Las células cancerígenas son mutaciones de las células normales y pueden desarrollarse en prácticamente cualquier parte del cuerpo. Aunque hay muchos tipos de cáncer, lo que es común en todos ellos es que las células han mutado y se han convertido en células aparentemente “inmortales”.
Las células cancerígenas no envejecen, sino que crecen y se reproducen de una manera descontrolada que termina afectando al resto del cuerpo. Dado que las células cancerígenas no mueren por sí solas, es necesario matarlas antes de que ellas terminen matando al resto del organismo. Biológicamente, el cáncer es realmente una enfermedad fascinante pues representa una serie de mutaciones que detienen el proceso de envejecimiento de las células. Hace más de medio siglo se descubrió algo increíble, cuando unos médicos extirparon unas células de un carcinoma cervical de la paciente Henrietta Lacks en Estados Unidos. Los científicos encontraron que las células cancerígenas no envejecían sino que seguían creciendo y reproduciéndose indefinidamente. Aunque Henrietta Lacks falleció del carcinoma cervical, las células cancerígenas extraídas del tumor siguen vivas actualmente. Dichas células se convirtieron en la primera línea de células “inmortales” y hasta el día de hoy se conocen como las células HeLa por el nombre de la paciente. Después de décadas de estudio de células cancerígenas que han sido conservadas fuera de sus tumores originales, los científicos siguen estudiando la evolución del cáncer con métodos cada vez más avanzados. La secuenciación del genoma humano se está volviendo tan barata actualmente, que por primera vez los médicos pueden secuenciar el genoma de las células cancerígenas y comenzar a entender las diferencias con las células normales de donde se produjeron.
La inmortalidad: biológica y computacional
Desde el punto de vista biológico, hoy sabemos que ya existen células básicamente “inmortales”. Las bacterias son organismos unicelulares que no envejecen, de forma que mientras ellas no se enfermen, sean comidas o destruidas por otros organismos, las bacterias pueden vivir indefinidamente. En organismos multicelulares también hemos descubierto dos tipos de células que no envejecen, de hecho, podríamos decir que entre las células “inmortales” hay unas que son buenas y otras que son malas. Las células buenas son las germinales que no envejecen y están encargadas de la reproducción de la especie. Las células malas son las células cancerígenas que tampoco envejecen y son el resultado de mutaciones en otras células normales.
Pronto será posible clonar diferentes partes del cuerpo, de forma que cualquier órgano también será reemplazable y podrá ser substituido por partes más nuevas y hasta mejoradas. Desde el punto de vista computacional, hoy estamos comenzando a comprender la complejidad del cerebro humano. Nuestro cerebro contiene aproximadamente cien mil millones de neuronas, y representa así la estructura más compleja del universo conocido hasta el momento. Sin embargo, ya hay científicos trabajando en la creación de cerebros artificiales y estiman que en dos o tres décadas podremos crear estructuras más complejas que el cerebro humano. De hecho, gracias a la Ley de Moore que indica el crecimiento exponencial del poder de las computadoras, es posible que una inteligencia artificial pase el Test de Turing en 2029, según estiman futuristas como Ray Kurzweil. En ese caso, será entonces imposible diferenciar entre una inteligencia artificial y una inteligencia humana. Después también será posible subir todos los conocimientos, recuerdos, experiencias, amores y sentimientos a computadoras, que incluso tendrán una memoria expandible y superior a la memoria humana actual. Las próximas décadas serán realmente increíbles, y probablemente veamos la inmortalidad biológica y computacional, es decir, tanto el “hardware” como el “software”, del ser humano podrán no envejecer. La humanidad pasará así a una nueva etapa de su evolución, donde diferentes entes, biológicos o no, podrán ser inmortales.