La industria farmacéutica no ha logrado aún la pastilla
«milagro», esa que algún día nos permitirá comer sin miedo a
engordar y mantener a raya las cifras de colesterol, hipertensión y
glucosa. Los intentos por conseguir un medicamento antiobesidad sin graves
efectos secundarios han fallado, pero una nueva vía basada en la tecnología
empieza a dar sus frutos.
La última esperanza para luchar contra el exceso de peso
son los implantes electrónicos, «marcapasos» y microchips que actúan sobre el
nervio vago y son capaces de reducir el apetito.
El nervio vago regula numerosas funciones en el
organismo humano. Controla la forma en la que respiramos, nuestro ritmo
cardiaco, juega un papel claro en la aparición de crisis epilépticas, regula la
secreción de ácidos y contracciones del sistema digestivo...y regula la
sensación de hambre. Por eso, varios grupos de investigación se han lanzado a
diseñar dispositivos que permiten modular las señales neuronales que controlan
el apetito actuando sobre este nervio.
Marcapasos
gástrico
Algunos de estos dispositivos ya se comercializan y se
están implantando. Uno de ellos es «abiliti», una especie de marcapasos gástrico que ya se
ofrece en algunos hospitales españoles como una alternativa menos traumática a
la cirugía bariátrica, las operaciones de reducción de estómago. Este sistema
bloquea alternativamente el nervio vago con los impulsos eléctricos que lanza
el marcapasos gástrico. Se necesita cirugía para implantarlo, pero es muy poco
agresiva y además es reversible.
En Estados Unidos recientemente se acaban de publicar los
resultados de otro dispositivo similar llamado «VBloc». Probado en 239
pacientes ha demostrado que más de la mitad de los que lo usaron habían perdido
al menos el 20 por ciento de su exceso de peso.
Interpretar
las señales
El último en llegar es un «microchip» inteligente que ha
desarrollado un grupo de investigadores del Imperial College de Londres Los «padres» del nuevo
dispositivo, Chris Tomazou y Stephen Bloom, saben cómo estimular el nervio
vago. Antes de desarrollar el chip antiobesidad habían diseñado un dispositivo
para tratar la epilepsia actuando sobre el nervio vago, un punto idóneo para
llegar a ciertas regiones cerebrales. Ahora su objetivo es suprimir el apetito
en aquellas personas donde la fuerza de voluntad y la dieta no son suficientes
para controlar su peso.
El nuevo modulador del apetito británico se implanta
quirúrgicamente a través de una pequeña incisión en el abdomen, en el
interior de la cavidad peritoneal. El chip envía señales eléctricas al cerebro
reduciendo o eliminando la urgencia de comer tras interpretar señales químicas
del apetito.
«Reduce la sensación de hambre de una forma más natural y
obliga a comer de una forma más lenta»,
explicó el profesor Bloom a la BBC. Envía la misma señal
que llegaría desde el aparato digestivo después de una comida, la que indica a
nuestro cerebro que estamos saciados y ya no podemos comer más.
Perder la línea y a superar el vago:
Como su nombre indica, consiste en la estimulación del
nervio vago por impulsos eléctricos, y está demostrando ser muy eficaz para el
tratamiento de la epilepsia cuando una intervención quirúrgica no es posible o
el paciente no responde a los fármacos. El estimulador VNS se implanta
quirúrgicamente y sus impulsos controlan las crisis epilépticas, que se
producen por descargas eléctricas incontroladas dentro del cerebro. El nervio
vago es el punto idóneo para ello, ya que sirve de cable para intervenir en ciertas
regiones cerebrales.