viernes, 28 de octubre de 2011

desmantelan en Texas la bomba atómica más potente de USA

La bomba atómica más potente con la que contaba el ejército de los Estados Unidos de América será historia.
Con una potencia 600 veces superior a la que explotó en Hiroshima y diseñada para ser lanzada desde los bombarderos B-52, terminan 50 años de un terror atómico que “hará el mundo un poco más seguro con su desaparición“, según manifiesta Thomas D’Agostino, el director de Administración Nacional de Seguridad Nacional.
Va a desaparecer un importante vestigio del terror de la Guerra Fría.
Un vestigio del pasado y de esa “destrucción mutua asegurada” que proponía una guerra sin vencedores, una Tercera Guerra Mundial, un holocausto atómico que haría que, según se atribuye a Albert Einstein, la Cuarta Guerra Mundial se desarrollase con palos y piedras.
Con casi 5 toneladas de peso la bomba B-53 se está desmontando en Texas, en Pantex, la única planta de ensamblaje (en este caso utilizada para desensamblaje) de armas nucleares de los Estados Unidos, situada en la localidad de Amarillo, como parte de un programa de desarme iniciado en los años 80, tras los tratados SALT, el fin de la Guerra Fría y la caída del bloque del Este.
El poder destructivo de este tipo de bombas era capaz de destruir incluso reforzados búnkeres subterráneos puesto que su tremenda onda expansiva alcanzaba grandes profundidades bajo tierra en forma de ondas de energía similares a los producidas por un terremoto.
Alrededor del núcleo de uranio de la bomba hay (había, a estas alturas) unos 135 kilos de explosivo con un potencial de 9 megatoneladas de TNT, 600 veces más que la bomba que acabó en Hiroshima con más de 275.000 personas. La bomba B-53 está siendo desmantelada un año antes de lo previsto inicialmente siguiendo las instrucciones del presidente Obama de acelerar ese proceso.
La protagonista de la noticia es la última B-53 que quedaba de las 50 similares que se fabricaron, siendo además el artefacto nuclear más antiguo que sobrevivía en el arsenal USA.
Unas cifras que dan vértigo, si pensamos que sólo de este tipo de bomba había 50, cada una equivalía a unas 600 veces la potencia de la que arrasó Hiroshima, y allí murieron unas 275.000 personas, hablamos de un potencial destructivo que podría haber acabado con ocho mil millones de personas…