jueves, 2 de febrero de 2012

El Alzheimer se expande como una infección en el cerebro, según un estudio

Es posible que sea la enfermedad más triste, la que hace olvidar a los enfermos sus recuerdos más bonitos, pero también los más tristes. Cada año, varios estudios revelan nuevos datos sobre esta enfermedad neurodegenerativa y arrojan hilos de esperanza a los que la sufren, sin que todavía se haya encontrado un tratamiento que frene o retarde el desarrollo de la enfermedad.
La enfermedad de Alzheimer parece extenderse como una infección de una célula cerebral a otra, según las conclusiones a las que han llegado dos nuevos estudios. dos estudios recientes hallan. Pero en lugar de virus o bacterias, lo que se está extendiendo es una proteína distorsionada que abunda en las neuronas conocida como «tau». La enfermedad se mueve lentamente hacia el exterior a zonas más amplias que involucran a la memoria y el razonamiento.
El sorprendente hallazgo responde a una pregunta de larga data y tiene implicaciones inmediatas para el desarrollo de tratamientos, dijeron los investigadores. Y se sospecha que otras enfermedades degenerativas del cerebro como el Parkinson pueden extenderse de una manera similar.


Desde hace más de un cuarto de siglo, los investigadores han sido incapaces de decidir entre dos explicaciones. La primera insiste en que la enfermedad se transmite de neurona a neurona, tal vez a lo largo de los caminos que las células nerviosas utilizan para comunicarse unos con otros. Y la segunda, ratifica simplemente que algunas áreas del cerebro son más resistentes a otras y no sucumben a la enfermedad. Los nuevos estudios proporcionan una respuesta. E indican que es posible prevenir la transmisión de célula a célula, tal vez con un anticuerpo que bloquee la mencionada proteína, «tau».


Los investigadores se preguntan si otras enfermedades degenerativas se extienden también por el cerebro a través de las proteínas que pasan de célula nerviosa a célula nerviosa.
Uno de los doctores creyó ver pruebas humanas evidentes en el desarrollo del Parkinson. Dos pacientes con esta enfermedad se pusieron en tratamiento con implantes de células fetales para reemplazar a las neuronas muertas. Cuando murieron, años más tarde, las autopsias mostraron que aún tenían las células fetales, pero también tenían bolas de proteína de la enfermedad de Parkinson en el interior. La manera más obvia en que esto pudiera pasar, razonaron los investigadores, fue que la proteína tóxica se extendió a partir de las células enfermas del paciente a las células fetales sanas. Pero no se podía descartar la hipótesis de mala vecindad.
Ahora, con los estudios en ratones, la cuestión de una mala vecindad está resuelta. La respuesta en la enfermedad de Alzheimer «es que no es posible». «Se trata de un contagio de una neurona a otra», concluye.