lunes, 20 de febrero de 2012

Grasa en las neuronas

Cuando Miguel López, de 38 años, estudió biología molecular las neuronas solo comían glucosa. O al menos eso se decía en los libros de texto. Uno de los hallazgos importantes de los últimos tiempos es que las neuronas también necesitan grasa —en el término técnico, lípidos—. Las neuronas usan los lípidos para fabricar moléculas con que se comunican entre sí.
El proyecto de López financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) investiga una idea atrevida: la posibilidad de que la obesidad tenga que ver con que las neuronas del centro de control de la obesidad en el cerebro se hayan envenenado con lípidos tóxicos.
Como los demás hallazgos recientes en este terreno, esta hipótesis elimina el sentimiento de culpa que a menudo ataca a los obesos, acusados socialmente de no saber contenerse.
La obesidad no es resultado del pecado de la gula, sino


“una enfermedad compleja producto de la interacción entre genes y ambiente”,


explica López. Si se confirmara la teoría de la toxicidad de los lípidos, la obesidad —o al menos alguna de sus formas— aparecería en personas que producen en exceso estas grasas, para ellos venenosas. Se sabe hace tiempo que determinados lípidos, cuando se metabolizan, generan moléculas tóxicas en distintos órganos del cuerpo. Pero la idea nunca se ha estudiado en el cerebro.
López actuará sobre distintos grupos de neuronas en el hipotálamo —son poblaciones de apenas unos cientos de neuronas, una prueba de que la regulación de lo que come y gasta el organismo es un proceso realmente fino—. En última instancia, esperan obtener datos para desarrollar en el futuro fármacos contra la obesidad.