jueves, 10 de enero de 2013

La (infame) moda de los seres humanos a la carta

El Hotel Cecil de Londres bullía de actividad. Centenares de estudiosos se habían congregado el 24 de julio de 1912, hace ahora poco más de un siglo, para la solemne sesión inaugural de una importante reunión científica. Comenzaba el Primer Congreso Internacional de Eugenesia, una disciplina tan popular a principios del siglo XX como hoy puedan serlo internet, las redes sociales o la nanotecnología.

Presidía el encuentro el mayor Leonard Darwin (1850-1943), militar, economista y presidente de la Royal Geographical Society, quien había definido la eugenesia como la ciencia
"que estudia la mejora de las cualidades raciales de las generaciones futuras".
Se trataba de manipular la herencia por diversos métodos de selección genética, esterilización forzosa, promover matrimonios entre notables... para crear seres humanos perfectos.
En su discurso de inauguración, el hijo de Charles Darwin habló de que
"la naturaleza jugó en el pasado el mismo rol que el ganadero que rehúsa criar a las poblaciones inferiores"
y se quejó de que este mecanismo natural había funcionado hasta tiempos recientes cuando, mediante métodos sociales, se había hecho
"todo lo posible para prevenir el progreso por esta vía".
Incluso advirtió contra los probables efectos que la caridad tendría en los individuos del mañana.