lunes, 4 de marzo de 2013

El tesoro escondido de Groenlandia


Las familias de Narsaq, una localidad de 1.500 personas en el sur de Groenlandia (isla situada entre el océano Atlántico y el Glacial Ártico), siempre han vivido de la pesca. Como casi todos los habitantes (57.000) de la isla más grande del mundo.
El cambio climático, sin embargo, no solo está cambiando el paisaje blanco de esta región autónoma dentro del Reino de Dinamarca (pero fuera de la Unión Europea); sino también su forma de vida. Las gambas y camarones que antes pescaban han huido hacia las aguas más frías del norte. Y con los crustáceos también está emigrando el negocio. Según «The New York Times», la fábrica local de camarón de Narsaq ha cerrado y de ocho embarcaciones pesqueras comerciales solo queda una.

Al mismo tiempo, el deshielo superficial que ha afectado a un 90% de la isla por el aumento de las temperaturas está descubriendo un tesoro. Bajo el manto de hielo han aparecido cantidades importantes de uranio, oro, cobre, hidrocarburos y otros materiales, entre los que se incluyen las codiciadas «tierras raras». Se trata de un conjunto de 17 metales, que se extraen de minerales, indispensables para la manufactura de las nuevas tecnologías. Sirven para fabricar teléfonos inteligentes, turbinas eólicas, tabletas electrónicas o pantallas táctiles, por ejemplo. Su demanda (antes inexistente) crece en torno a un 10% anual. Y, a este ritmo, se prevé que se sitúe en las 200.000 toneladas en 2015.
Muchas potencias económicas como EE.UU., Japón, Cánada o la UE llevan tiempo mostrando su preocupación por estas materias. Pero han llegado tarde. Según un análisis del Instituto de Estudios Estratégicos, China controla el 97% de este mercado. Además, el gigante asiático ha restringido sus exportaciones, lo que ha motivado una demanda europea ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En medio de esta partida de ajedrez por el control de estos recursos, las potencias han puesto su mirada en los movimientos de una pieza inesperada: Groenlandia, que ha empezado a destapar su tesoro con el deshielo del territorio. Damien Degeorges, experto francés en el Ártico y fundador del Arctic Policy and Economic Forum, confirma que el potencial de Groenlandia en estas materias
«ha atraído claramente la atención de grandes potencias como EE.UU. o China, pero también de la UE, Corea del Sur y otras».
Según Degeorges,
«Groenlandia no es solo clave para el desarrollo futuro del Ártico, sino también para la seguridad energética global».
Objetivo: la independencia
La Comisión Europea estima que los yacimientos de «tierras raras» investigados en la isla pueden suponer el 9,16% de las reservas mundiales. La proximidad de Europa no le da, sin embargo, ninguna preferencia en las relaciones comerciales con la región. Hasta ahora, los datos son claros: de todas las compañías que están explorando el tesoro de Groenlandia, solo el 15% son europeas; de Dinamarca, Alemania, República Checa y Reino Unido. Más del 50% de las empresas proceden de Canadá y Australia. El primer ministro de Groenlandia, Kuupik Kleist, ha confesado que no dará preferencia a ninguna potencia.
«Todos son bienvenidos si cumplen nuestras condiciones y requisitos para operar en Groenlandia»,
afirma Kleist.
Hasta ahora, la economía de Groenlandia se ha sostenido sobre la pesca y los subsidios que le aporta Dinamarca, cercanos a los 450 millones de euros al año. Una subordinación que impide el viejo anhelo de la población de la «Isla Verde»: la independiencia de Dinamarca. Como explica Degeorges,
«una economía sólida será necesaria si Groenlandia es independiente algún día».
Pero el analista es prudente: cree que la región tiene
«todo lo necesario para atraer la atención pero una capacidad limitada para manejar tantos intereses».
Por ello, considera un reto fundamental la «educación» de los ciudadanos para asegurar el desarrollo de los nuevos recursos. Degeorges también sugiere un «diálogo más estrecho» entre Groenlandia y Dinamarca y opina que el debate público debe tomar conciencia de la dimensión internacional del descubrimiento que ha colocado a la isla en el centro del tablero mundial.