Algo tan sencillo como unos huevos fritos con patatas (con chorizo ya es para nota) puede ser la diferencia entre una comida de subsistencia y un delicioso manjar.
Realmente hay que esforzarse y ser torpe para no ser capaz de sacar unos huevos fritos decentes, pero una vez que ya hemos alcanzado ese punto de maestría culinaria habrá llegado el momento de adornar el fruto de nuestra pericia gastronómica para hacerlo más divertido, especialmente si tenemos unos niños de los que son caprichositos con la comida. Seguro que no pueden resistirse a comer unos huevos fritos al estilo ratón Mickey.
Un sencillo molde metálico con la forma inconfundible del ratón más famoso de la factoría Disney se coloca sobre la sartén. En su interior dejamos caer el huevo (una vez sacado de su cáscara, muy importante este punto) y la temperatura del aceite hirviendo hará el resto por nosotros. La cosa tiene poco misterio.
El resultado, como puede verse en la fotografía, es simplemente delicioso. Y quizá disfrutable no solo por los más pequeños de la casa. Y por un precio casi irrisorio, alrededor de 5 € casi es una ganga para hacer más divertido el suculento acto de comerse unos huevos fritos...
