lunes, 18 de junio de 2012

El esqueleto de algunas esponjas procede de bacterias

A diferencia de la mayoría de las bacterias, los microorganismos bautizados como calcibacterias carecen de pared celular. Según el estudio publicado en Evolution, estas bacterias se dividen en el interior de las células de las esponjas hasta que quedan atrapadas por la envoltura calcárea que ellas mismas producen. Se trata del primer registro de bacterias que calcifican en el interior de células animales.

Las calcibacterias son transportadas por las células de las esponjas hasta la superficie del animal donde las liberan.
 “La acumulación de cientos de miles de estos corpúsculos de menos de una micra de diámetro da lugar a una especie de exoesqueleto externo rudimentario”,
explica Iosune Uriz, autora principal del trabajo e investigadora en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB/CSIC).
Las calcibacterias no sólo viven en el interior de las células de las esponjas, sino que, además, son transferidas a la progenie de los poríferos las durante la formación de los embriones. El estudio indica que de esta forma se asegura
“la perpetuación de la producción del protoesqueleto calcáreo a lo largo de las generaciones de esponjas”.
La abundancia de estas bacterias dentro del cuerpo de las esponjas es muy elevada. Según los investigadores, las envolturas calcáreas representan entre el 30% y el 60% del peso en seco del animal.
A pesar de ello, los científicos no han detectado ningún perjuicio en la esponja huésped derivado de esta asociación. Al contrario, el género Hemimycale ha demostrado crecer más rápido que otras variedades de esponjas del mismo hábitat.
Teoría evolutiva
El estudio vincula esta simbiosis con la teoría evolutiva de la simbiogénesis, postulada por la bióloga evolutiva Lynn Margulis en 1981. Esta teoría propone el origen de las células de animales y plantas como el resultado de la asociación íntima entre distintos tipos de bacterias.
Algunos microorganismos como los encontrados en el interior de las esponjas podrían haber producido calcificación en las células de animales primitivos, del mismo modo que otras bacterias dieron lugar a las mitocondrias y al núcleo.
El equipo de investigación ha querido dedicar este trabajo a la memoria de Margulis, que colaboró en la interpretación de los resultados y falleció en noviembre de 2011. Esta investigación ha sido financiada por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad y ha contado con el apoyo de la Generalitat de Cataluña.