martes, 19 de junio de 2012

El Voyager-1 se convierte en el primer artefacto en adentrarse en el espacio interestelar

En estos días el Voyager-1, la sonda espacial lanzada por la NASA en 1977 está abandonando nuestro sistema solar, adentrándose en las profundidades interestelares.
La heliopausa es la zona del espacio donde el viento solar comienza a entremezclarse con el viento procedente de otras estrellas. En la práctica se considera como el límite, la frontera de nuestro sistema solar. Y justo en esa zona, a unos 18.000 millones de kilómetros de la Tierra, es donde se encuentra ahora el Voyager-1, el objeto construido por el hombre más lejano.
Desde allí envía señales que indican que está detectando picos de radiación de rayos cósmicos correspondientes a lugares externos a la influencia del viento solar de nuestro Sol.

La Voyager 1 es una Sonda espacial robótica de 722 kilogramos, lanzada el 5 de septiembre de 1977, desde Cabo Cañaveral, Florida.
La sonda obtiene su energía eléctrica de tres RTGs, (Generador termoeléctrico de radioisótopos) de los cuales se espera que estén generando suficiente energía para que las sondas estén en comunicación con la Tierra hasta por lo menos el año 2025.

Se aleja con una velocidad de 3,6 unidades astronómicas (29 minutos-luz) por año del Sol, lo que corresponde a 17 km/s. Medidas exactas apuntan a que la velocidad disminuye muy lentamente de forma imprevista. Las causas de este frenado son objeto de diversas controversias.