jueves, 28 de junio de 2012

En caso de pandemia zombie, probablemente todo empezará en alguno de estos sitios

En multitud de películas y libros se nos habla de laboratorios en el que se hacen experimentos con agentes biológicos peligrosos, pero ¿dónde están en el mundo real?
En este mapa podéis ver la posición de los laboratorios de nivel de bioseguridad 3 y 4 legales y conocidos en todo el mundo. Si empiezas a ver por la tele que cierta gente se empieza a comer a los demás, posiblemente te interese estar lo más lejos posible de estas zonas.
Dejando ya el cachondeo, ¿qué significa en nivel de bioseguridad 3 y 4? ¿Qué se supone que se hace allí? Pues bien, a partir del nivel 3 estamos hablando de agentes que podrían ser mortales y tienen bastante riesgo de contagio.
En este nivel es donde vemos las típicas zonas de contención, trajes de protección, accesos restringidos y sistemas de ventilación con flujos de aire controlado.
Pero es en el nivel 4 donde ya se empieza a manejar material altamente contagioso y mortal, por lo que se utilizan medidas extremas, como trajes sobrepresurizados, aislamiento perfecto del ambiente e incluso una ligera presión negativa en los laboratorios para evitar escapes. Hablamos de amigüitos de la humanidad como el ébola, el virus Junin o el Marburg.
Pero no penséis que estos laboratorios sólo existen para que alguien se la líe parda a la población mundial, justamente están para todo lo contrario, para contener los agentes más peligrosos que existen y utilizarlos como base para entender y contener algo que surja bien natural o artificialmente, y que pueda poner en riesgo a la humanidad.
Claro que, eso es lo que supuestamente hacen en estas zonas conocidas. Resulta un poco inquietante que en Rusia sólo exista un laboratorio así, y que en China estén ahora construyendo el primero. Aunque aún más extraño es que no haya absolutamente nada parecido en Oriente Medio.
Algo ya más normal es que ni España ni Hispanoamérica cuenten con esta clase de laboratorios. Pero es natural, ya bastantes recursos se necesitan para contener otros patógenos de alta virulencia, como la cultura del pelotazo, la canción del verano y las telenovelas, y aún así se nos cuelan y lo exportamos sin remedio.