miércoles, 29 de agosto de 2012

El gen de la felicidad existe, pero solo funciona en las mujeres

La ciencia contemporánea parece empeñada cada vez más en demostrar que un alto porcentaje de la felicidad humana corresponde a condicionamientos biológicos que aunque puedan verse afectados por los hábitos de vida, circunstancias y motivaciones de cada persona, determinan en un alto grado la disposición a ser feliz de cada persona. En esa línea se encuentra un nuevo estudio realizado en la Universidad de Tampa del Sur en Florida, que asegura haber encontrado uno de los genes que influyen de manera significativa en el bienestar de las personas: el MAOA, el monoamino oxidasa. ¿El problema? Que, como señala el grupo de investigadoras estadounidenses que han realizado el artículo publicado en la revista científica Progress in Neuropsychopharmacology and Biological Psichiatry, dichas conclusiones sólo pueden aplicarse al sexo femenino.
La investigación recuerda que recientes estudios defienden que entre un 35 y un 50% de nuestra felicidad viene determinado por nuestros genes, pero que aún no se han realizado los avances suficientes para averiguar cuáles son, en concreto, los que influyen en este sentido, por lo que el descubrimiento que implica al MAOA-L es uno de los pioneros. El estudio fue realizado a partir de los testimonios de 350 participantes, a los que se les pidió que señalasen si se sentían felices o no para posteriormente recoger una muestra de su saliva con el objetivo de analizar el ADN y confrontar los resultados genéticos con la satisfacción expresada. De esa manera descubrieron cómo las mujeres que tenían la variante del MAOA-L (menos activa), manifestaban ser mucho más felices que las que gozaban de la versión más activa (MAOA-H). Pero las que se llevaban la palma por encima de todas eran las que tenían en su ADN ambas variantes.
La mayor parte de las mujeres poseen este gen, señala la investigación. Tan sólo una de cada cuatro tenían en su genética la variante alta del mismo, y apenas un 17% de ellas pertenecía al grupo de las afortunadas que tenían ambas versiones del MAOA-L. La mayor parte de las mujeres (en concreto, un 59%), tienen la variante negativa del dicho gen. El grupo de investigadoras de Florida recuerdan que han tenido en cuenta otros factores externos que pueden determinar la felicidad –como son el estatus social, la estabilidad personal, la edad o la salud física– antes de realizar sus conclusiones finales.

Otros genes positivos
Sin embargo, todas estas propiedades del denominado genotipo MAOA no fueron reproducidas en los hombres que participaron en la investigación. Las científicas señalan que es posible que
“el alto nivel de testosterona en los hombres pueda compensar el efecto alelo que el MAOA-L produce en las mujeres”.
La investigadora Henian Chen señalaba recientemente a The Daily Mail que
“quizá los hombres sean más felices durante la adolescencia ya que su nivel de testosterona es menor en esos momentos”.
En el estudio, los autores –entre los que sólo aparecen dos hombres, Daniel S. Pine y David Goldman– citan otras investigaciones semejantes que han proporcionado los nombres de distintos genes que influyen de manera positiva en la felicidad personal. Entre ellos se cuentan el 5-HTTLPR, tal y como apuntó Jan-Emmanuel De Neve el pasado año, o el OTXR (gen receptor de la oxitocina), como descubrió en 2011 un estudio encabezado por el doctor Shimon Saphire-Bernstein.
Los efectos negativos
Sin embargo, el gen conocido como MAOA no debe considerarse como la panacea, ya que anteriores estudios han señalado que es el causante de los comportamientos asociales y el riesgo a distintas adicciones. Es lo que afirmaba un grupo de investigadores del departamento de psicología de la Universidad de Yale en el artículo MAOA, malos tratos e interacción entre gentes y medio ambiente: nuevas conclusiones y metaanálisis, en el que se proporcionaban datos para afirmar que
“el gen MAOA influye en la vulnerabilidad al estrés ambiental, y este proceso biológico puede comenzar en las primeras fases de la vida”.
Otros estudios han delimitado de qué manera actúa el MAOA en aquellos niños que han sufrido maltratos durante su infancia. Si tenían determinadas variantes de dicho gen, las posibilidades de sufrir problemas de conducta y de alcoholismo durante su adolescencia eran mucho mayores, tal y como afirmaba un estudio realizado por el NIAAA, el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo norteamericano. Lo llamativo de este tipo de estudios es que sólo han encontrado estos efectos de ciertas variaciones del MAOA en aquellos niños que habían sido objeto de abusos sexuales o físicos, pero no en aquellos que no habían sufrido ninguna clase de maltrato. La repercusión del monoamino oxidasa en las conductas asociales ha hecho que se le considere como el “gen del crimen”.

Por último, un curioso estudio realizado por el anteriormente citado Jan-Emmanuel De Neve junto a su colega James H. Fowler de la Universidad de California en San Diego, señalaba que
“el MAOA puede predecir las deudas en las tarjetas de crédito”.
En concreto, a partir de los datos del Estudio Longitudinal de Salud Adolescente, aquellos que poseen la variante del MAOA más baja –es decir, la misma que las felices mujeres–, tienen entre un 7,8 y un 15,9% de posibilidades más de incurrir en unas deudas excesivas. La tesis mantenida por los dos profesores no se encuentra exenta de polémica, ya que sugiere que
“los economistas deberían integrar estas inclinaciones innatas en los modelos económicos y considerar las consecuencias de una posible discriminación de los prestamistas basándose en el genotipo”.
Es decir, ¿llegará el día en el que nuestros genes nos impidan recibir un crédito?