miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Por qué unas grasas son peores que otras?

No todas las grasas que ingerimos en la dieta son iguales. Algunas están ligadas a enfermedades cardíacas y predisponen a padecer diabetes, mientras otras, como las vegetales o las grasas procedentes del pescado, tienen importantes beneficios para la salud. ¿Por qué existen esas diferencias?

En la revista Quartely Review of Biology plantean una hipótesis para responder a este interrogante: todo depende de cómo interactúa cada grasa con los microbios de nuestro estómago. Según los autores, de las Universidades de Northwestern y Nuevo México, algunas grasas potencian el crecimiento de bacterias dañinas presentes en el tracto digestivo, de tal modo que incitan a nuestro cuerpo a lanzar una respuesta inmune, se genera una inflamación débil pero permanente y, finalmente, la situación desemboca en una enfermedad crónica, por ejemplo una cardiopatía. Es el caso de las grasas saturadas presentes en el tocino, la manteca, la nata, etc.
Por el contrario, los datos sugieren que las grasas insaturadas de origen vegetal y los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antimicrobianas y resultan letales para muchas bacterias causantes de enfermedades, de modo que no solo no causan enfermedades sino que las previenen