lunes, 3 de febrero de 2014

EEUU tumba la neutralidad de la red: ¿nace un internet de dos velocidades?

En Miami, las autopistas tienen un carril extra, el exprés. Un visitante europeo podría pensar que se trata de algo parecido al carril de alta ocupación VAO. En realidad, es una vía de pago para evitar las congestiones. Mientras que las elefantiásicas carreteras gratuitas suelen tener sus cinco carriles por dirección colapsados en la hora punta, el exprés siempre va como la seda. Hay, pues, dos clases de conductores: los que van lento, pero no pagan; y los que tiran de tarjeta para llegar antes.
Algo parecido es lo que, temen los críticos, podría ocurrir con la velocidad en internet ahora que la justicia ha declarado ilegal la llamada neutralidad de la red. Impuesta por orden de Barack Obama por la Agencia Reguladora de las Comunicaciones (FCC en sus siglas en inglés),
“el principio de neutralidad de la red esencialmente significa que los proveedores de internet no pueden interferir con el tráfico o favorecer a unos sitios o aplicaciones frente a otros”,
aseguraba Jenn Topper de la organización en favor de la neutralidad de la red Free Press.

La idea es que, sin esa regulación, las empresas de telecomunicaciones (como Verizon o Comcast) podrían cobrar más dinero a los que utilicen más ancho de banda. O, alternativamente, dar más ancho de banda a los que paguen más. Habría así sitios web de primera y de segunda clase, como conductores de primera y de segunda en las autopistas de Miami. Eventualmente, el vídeo de la abuela Felipa enseñando a hacer lentejas se reproduciría más lentamente que el de Justin Bieber, porque la discográfica de este acabaría pagando y Felipa, probablemente, no.

Una intromisión innecesaria del gobierno
Los que critican el principio de neutralidad de la red aseguran que es una intromisión del gobierno en un sistema, internet, que se ha aprovechado precisamente de la falta de regulación para convertirse en la tecnología de la Historia que más rápidamente ha penetrado en la vida diaria de la gente.
“No hay nada que arreglar. internet se ha mantenido abierto y accesible sin la microgestión del FCC […] Más regulación puede dar resultados perniciosos, como reducir la inversión en infraestructura, frenar la innovación, reducir la velocidad en general y elevar los precios para los consumidores”,
afirma Robert McDowell, ex comisionado de la FCC, en el diario neoyorquino WSJ.

La sentencia judicial ha sido el resultado de una denuncia de la Verizon contra la FCC, pero el objetivo de la teleco no es tomarla con los reguladores, sino poder cobrar a los que hacen negocio con la banda ancha. Netflix, el servicio de videoclub online más popular de Estados Unidos, supone casi un tercio de todos los datos que se transportan en el país en prime time (32%, según Sandvine). Youtube se lleva un 19%, y BitTorrent, el sistema de intercambio de archivos digitales grandes, normalmente películas digitalizadas, un 4%.

Estas serían las primeras empresas a las que los proveedores de internet pasarían el cepillo: querrían que estos lucrativos negocios compensaran la inversión que ellas hacen en infraestructura, en tendido de cables transoceánicos, en el mantenimiento de las líneas de alta velocidad, etc. Netflix probablemente les respondería que si, además de pagar los royalties a las cinematográficas y desplegar toda la tecnología para el streaming tiene que arrimar el hombro con esto, tendría que subir considerablemente los ocho dólares mensuales que pagan los usuarios por una tarifa plana.

Trascendental para el futuro de internet
El tema trasciende la mera economía. Internet está aún en pañales, y batallas como esta son las que perfilarán su futuro de adulto. Se le notan ya algunos de los gestos que tendrá cuando sea mayor, pero no se puede visualizar aún si será alto o bajo, amable o un tirano. Se sabe seguro que será controlado por los gobiernos: de forma explícita, como en el caso de China y su Cibermuralla, o en secreto por los Cinco Ojos anglosajones (NSA y GCHQ entre otros).

Pero, ¿seguirá costándole lo mismo emitir un vídeo a Reparaciones Cuéllar que a Sony? ¿Será esta la puerta de entrada para la discriminación de unas páginas u otras al arbitrio de las empresas de telecomunicaciones, del mismo modo que los proveedores de cable censuran, por ejemplo, las palabrotas o el sexo en ciertos canales estadounidenses?

La sentencia
“es sin duda un golpe para los usuarios de internet. Significa que los proveedores de servicio (Internet Service Providers, ISP en sus siglas en ingles) pueden bloquear o discriminar cualquier página web, aplicación o servicio, sin que la FCC pueda hacer nada para impedirlo”
nos dicen desde Free Press.

En realidad, lo que el tribunal ha afirmado es que la regulación de la FCC, basada en tratar a la banda ancha como el teléfono o cualquier otro servicio de telecomunicaciones, encasillaba a los proveedores de red de forma ilegítima. El regulador puede aún inspeccionar caso por caso, en caso de que vea indicios de que los ISP abusan de las posiciones dominantes, por ejemplo si se ven tentadas a ejercer como oligopolios o, en el peor de los casos, actúan de forma discriminatoria.

Posturas políticas enfrentadas
Hay dos aristas más allá de la económica y los efectos para el usuario. Para empezar, la política. La neutralidad de la red fue una de las promesas de Barack Obama cuando aún era senador. Se ha impuesto como la visión progresista de internet: impedir que una corporación pueda tener demasiado poder sobre un sistema que se ha revelado clave en la democracia participativa, el flujo de información y la cultura a precios asequibles.

Del otro lado está la versión libertaria y pro negocio del ala republicana.
“En la infancia de internet, se ha tomado la decisión adecuada de dejarlo libre de los reguladores del gobierno. La decisión de los jueces deja vacío el intento de la Comisión de […] asfixiar internet con regulaciones diseñadas para evitar el monopolio de las redes de telefonía”,
aseguró tras conocerse la sentencia el republicano Fred Upton.

El otro ángulo es el de las libertades públicas. En otoño de este año se espera que en Naciones Unidas se llegue a un tratado internacional sobre internet. En las conversaciones previas, presidentes autoritarios como el ruso Vladimir Putin se mostraron a favor de que se creara un sistema de control internacional de internet. Autores como el citado McDowell consideran que esta intervención de arriba hacia abajo, en vez de la varios actores actual puede acabar con el éxito de una red fuera del control de los gobiernos, en el mejor ejemplo de desregulación de la Historia.

En general, la batalla se enmarca en la guerra que enfrenta a varios reinos diferentes: el de Silicon Valley, con empresas como Google, Facebook o Wikipedia a la cabeza; el de las empresas de telecomunicaciones, como Verizon o Comcast; y el de las generadoras de contenido, representadas por Hollywood.

Silicon Valley se enfrentó a cara de perro con Hollywood por las leyes Sinde estadounidenses, conocidas como PIPA y SOPA, llegando incluso a hacer una huelga en la red. Ahora se enfrenta también contra las telecos. Por delante probablemente queden muchos años más de trifulcas. El internet de las próximas décadas, de los veinte, treinta y cuarenta, y en adelante, dependerá enormemente de quién las vaya ganando. De momento, y aunque el FCC se guarda el derecho a apelar, han ganado las telecos.