lunes, 8 de julio de 2013

La desconocida consecuencia positiva y negativa de tomarse un café mañanero

Como suele ocurrir cada cierto tiempo, el café vuelve a encontrarse en el punto de mira del debate nutricional y médico. Si en el pasado ya se advertia sobre algunos de los potenciales efectos negativos de la cafeína incluida en nuestro café mañanero, un reciente artículo profundiza en las consecuencias que puede tener el consumo frecuente de esta bebida. Y es que parece ser que, frente a lo que nos ha dado a entender la literatura y la sabiduría popular, el café puede matar nuestra creatividad.
Esta es la tesis que mantiene la periodista Marina Konnikova en un artículo publicado en The New York Times que rápidamente ha sido replicado por médicos y expertos, defensores y críticos del café. Konnikova desmonta el mito del café creativo citando el uso que de él hacía Honoré de Balzac, que podía pasar horas y horas escribiendo a base de café, pero que sin embargo la autora afirma que puede paralizar nuestras ideas.

“Cuando bebemos una bebida con cafeína, esta rápidamente cruza la barrera entre la sangre y el cerebro”, indica la autora en el fragmento que ha dado la vuelta al mundo.
“Una especie de interfaz entre el cerebro y el sistema circulatorio del cuerpo, diseñado para proteger al sistema nervioso central de los químicos en el cerebro que pueden dañarlo. Y procede a bloquear los efectos de una sustancia llamada adenosina”.
Konnikova explica que la función habitual de la adenosina es evitar la liberación de los químicos que causan efectos perjudiciales al cerebro, entre los que se encuentran
“el descenso de los niveles de energía, el aumento del sueño y otras funciones reguladoras del cuerpo. Cuando se bloquea, es menos probable que nos durmamos encima del escritorio o que sintamos que nuestra atención desvaría”.

La importancia de perder la concentración
La escritora indicaba que si bien los efectos positivos del café son innumerables, en lo que concierne a la creatividad, puede ser letal. El café permite que la memoria a corto plazo, es decir, la que empleamos para tomar decisiones y guiarnos en nuestro día a día, funcione mejor, pero en lo que concierne a la creatividad sus efectos son muy diferentes. La clave se encuentra, asegura Konnikova, en que para realizar tareas mecánicas quizá sí sean útiles los efectos que el café genera, pero que uno de los factores esenciales para que la creatividad funcione es permitir dejar vagar la mente. La cafeína nos convierte en personas vigilantes, lo cual tiene sus obvios beneficios, pero también sus problemas si lo que pretendemos es ser inventivos.

“Las soluciones imaginativas y la perspicacia a menudo aparecen cuando dejamos de pensar en un problema particular y dejamos que nuestra mente se desplace a algo que no tiene relación”,
aseguraba la colaboradora de Scientific American.
“En un estudio reciente, los participantes mostraron una mejora sensible en una tarea que requería pensamiento creativo (imaginar utilidades alternativas para objetos cotidianos, como un periódico) después de que hubiesen participado en una tarea diferente y poco exigente que facilitaba la libertad de la mente. Cuando más vagaba su mente, mejores resultados obtenían en su creatividad. De hecho, los beneficios no se vieron en absoluto cuando los sujetos estaban envueltos en actividades no relacionadas pero exigentes.


Un estudio publicado por científicos de la Universidad de Santa Bárbara en California el pasado de 2012 señalaba, por primera vez, que dejar la mente vagar libremente es fundamental para ser creativo. Como concluían los investigadores,
“participar en actividades simples y externas que permiten el vagabundeo de la mente pueden facilitar los procesos de resolución de problemas”.
Konnikova se encuentra precisamente presentando su nuevo libro, ¿Cómo pensar como Sherlock Holmes? (Paidós Ibérica), en el que descubre al lector las claves para llegar a pensar como el célebre investigador residente en el 221B de Baker Street.

Sin embargo, la teoría de Konnikova no ha convencido a muchos científicos, que recuerdan algunos de los positivos efectos de dicho alimento. Algunos citan como ejemplo un estudio realizado en el pasado 2010, que enumeraba todas las consecuencias positivas del consumo de café: aumenta el nivel de energía del que disponemos, hace descender nuestra fatiga y la percepción de nuestro nivel de esfuerzo asociado con la energía física, mejora nuestro desempeño físico y psicológico, hace descender la fatiga mental, incrementa el acierto de nuestras reacciones y las acelera, mejora la memoria a corto plazo, nos ayuda a tomar decisiones correctas y mejora nuestra coordinación neuromuscular. Entre tal número de ventajas, quizá merezca la pena sacrificar de vez en cuando nuestra creatividad.