La leucemia, un tipo de cáncer que ataca a la médula ósea, tejido situado en el interior de los huesos que se encarga de producir las células de la sangre, el diagnóstico de esta enfermedad precisa de análisis de sangre y una punción en la médula. Después, el tratamiento a seguir dependerá del tipo de leucemia al que se haga frente y podrá incluir, entre otras medidas, el trasplante de médula de un donante compatible, operación en la que se eliminan las células enfermas y se insertan células madre sanas.
Los hermanos son, en principio, los donantes más compatibles. En cualquier caso, según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) puede ser donante de médula ósea cualquier persona sana entre los 18 y los 55 que no padezca ninguna enfermedad susceptible de ser de ser trasmitida al receptor y que tampoco padezca ninguna enfermedad que pueda poner en peligro su propia vida por el hecho de la donación.
Cuando se identifica a un donante potencialmente apto se procede a un análisis de su médula para verificar que esta es absolutamente compatible con la del enfermo de leucemia. Si lo es, se procede a su extracción mediante la punción en el hueso de la cadera del que se obtendrá una determinada cantidad. Tal y como explica la ONT, la operación se realiza bajo anestesia general o epidural.
El donante permanecerá ingresado en el hospital durante 48 horas. Tras la operación de extracción de médula ósea, en la que no suele haber complicaciones, sentirá algo de dolor en la zona en la que se realizó la punción. Otras molestias secundarias no son frecuentes. Con todo, esta técnica está siendo sustituida por la extracción de sangre del donante, de la que se obtiene, según explica la ONT, «los llamados
“progenitores hematopoyéticos”,
o células sanguíneas equivalentes a las de la médula, que finalmente se van a trasplantar al enfermo». Hoy en día, todas las Comunidades Autónomas cuentan con un centros de donantes de médula ósea con los que cualquier persona interesada puede contactar vía internet.
