miércoles, 10 de julio de 2013

“Tú no sabes quién es mi padre, es muy rico”, dice tras destrozar tres casas con un BMW

En ocasiones, la arrogancia de algunos de los hijos de la jet-set no tiene límites. Un buen ejemplo de ello es la historia de Laura Binch, que a sus 19 años ha protagonizado uno de los grandes escándalos recientes del Reino Unido.
La hija de un importante multimillonario inglés, Steve Binch, acabó con la fachada frontal de tres viviendas de Notthingham Road en Derbyshire mientras conducía su BMW a más velocidad de la permitida y bajo los efectos del alcohol, tras una larga noche de fiesta y una desmesurada ingesta de champán.


No habría sido más que otra historia de joven rico sin prejuicios, si no fuese porque el comportamiento posterior de Laura dejó bastante que desear. Según señala la prensa inglesa, la joven preguntó a un estupefacto dueño de uno de los hogares destrozados, tras solicitarle el uso del teléfono,
“¿no sabéis quién es mi padre? Es rico”.
En realidad, Laura tuvo suerte de no causar ningún daño humano, ya que una de las barreras de seguridad que derribó quedó ensartada en uno de los sofás, donde poco antes uno de sus habitantes había estado viendo la televisión. La joven se definía a sí misma en su cuenta de Twitter como una
“hija de papá”.

Fue en octubre pasado cuando Binch citó a sus amigos para beber champán en su residencia de Ockbrook. Unas cuantas copas más tarde, Laura y sus amigos decidieron acudir a uno de los pubs que su padre tiene en propiedad en la localidad, Wilmot Arms. Allí, siguieron bebiendo e incluso los camareros le negaron el servicio de más bebidas espirituosas. Cuando salió al aparcamiento, discutió con otros clientes después de que estos le desaconsejasen utilizar el automóvil, a lo que hizo caso omiso. Mientras conducía, sus amigos le pidieron que redujese la velocidad, pero ignoró sus consejos y estrelló su coche a la una y veinte de la mañana.

Seis meses de reflexión
Los daños humanos habrían agravado sensiblemente la condena que el juez ha impuesto a Binch después de declararse culpable ante el jurado: deberá pasar seis meses en un reformatorio. El propio juez John Burguess ha condenado la “arrogancia” con la que se comportó. Además, deberá pagar los costes del juicio, 500 libras (unos 577 euros) y se le ha retirado el carnet de conducir por dos años.
“Aunque fuese una forma de expresarse causada por el alcohol, hay un alto grado de arrogancia en ella”, indicó el magistrado.
“Fue un milagro que no hubiese nadie seriamente herido y tu grado de culpabilidad es alto”,
indicó a la joven.

El abogado de la acusación, David Outterside, indicó que la adolescente “no había mostrado ningún remordimiento en la escena del crimen, no mostró ninguna preocupación por los dueños de las casas y no se disculpó”. Por su parte, el defensor Martin Callery señaló que Laura estaba realmente arrepentida de lo que había hecho, que había abandonado la carretera para esquivar un obstáculo y que su comportamiento se debía a “las ganas de dar la nota, la arrogancia o la chulería propia de los borrachos”. El juez se mostró de acuerdo en que su motivación había sido una mezcla de los tres factores.

La joven, que vive en una mansión con diez dormitorios (los frutos de la compañía de alquiler de automóviles fundada por su padre Steve en 1992, cuya fortuna personal se valora en más de 60 millones de libras), es aficionada a la hípica y va a una universidad cuya matrícula cuesta 8.800 libras al año, tiene por delante unos cuantos meses para reflexionar sobre su actuación. Y, sobre todo, para averiguar si los billetes de la cartera de su padre le dan permiso para comportarse de la manera en que lo ha hecho.