martes, 17 de mayo de 2011

Terremotos: ¿Es posible el efecto dominó en las placas tectónicas?

Mientras los ciudadanos, medios y autoridades esperaban (unos con el corazón encogido, otros con la sonrisa bajo el bigote académico) que el 11 de mayo acabaría en Roma como un día normal, sin los grandes cataclismos anunciados por el sismólogo «amateur» Raffaele Bendandi (fallecido en 1979), la Tierra decidió moverse en otro sitio. Quien cuente con agenda propia de días fatídicos podrá apuntar un nuevo 11 a la lista de los más recientes. Frivolidades aparte, tras el seísmo de esta semana, la localidad murciana podría ser incluida por los más aventurados en la lista de zonas afectadas por un «efecto dominó» sísmico.
Russell Green, profesor de Ingeniería Medioambiental de la Universidad de Virginia Tech (Estados Unidos) explica que,
«efectivamente, un terremoto puede provocar otro. Es la hipótesis que se planteó, por ejemplo, en el terremoto que ocurrió en Christchurch, Nueva Zelanda. En septiembre el terremoto Darfield alivió la concentración de tensión liberada en un área que se transfirió a otra y en el mes de febrero causó el terremoto de Christchurch.
En distancias cortas
Sin embargo,
«éstos ocurrieron en fallas relativamente cercanas (a una distancia de decenas de kilómetros). No hay ninguna prueba científica de que este mismo fenómeno de transferencia de tensión se produzca en distancias más grandes, como por ejemplo el caso de Haití a Nueva Zelanda, de Nueva Zelanda a Chile, de Chile a Japón, de Japón a España, o cualquier combinación similar. Estos acontecimientos son independientes unos de otros».
Algo que corrobora Jesús Ibáñez, director del Instituto Andaluz de Geofísicas.
«Los estudios que se han realizado hasta ahora sobre este “efecto dominó” se han hecho para terremotos de gran magnitud, en torno a 8 u 8,5, no para menores. Porque aunque 5,1 lo consideramos importante, en realidad es pequeño desde un punto de vista global y en estos casos no tendría sentido».
Así se originan
La corteza de la Tierra está compuesta por placas tectónicas que flotan y se mueven.
«Cuando chocan, aumenta la tensión y se libera de forma brusca la energía acumulada»,
matiza Rima Taher, arquitecto y profesora del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey (EE UU). Por su parte, Jorge Gaspar Escribano, miembro del grupo de Investigación de Ingeniería Sísmica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), matiza que
«son fuerzas horizontales tan intensas que hacen que la roca finalmente quiebre y se produzca el terremoto».
Y esto ocurre en áreas donde la concentración de fuerzas es más probable. Rima Taher añade que
«existen áreas propensas para que se produzca este fenómeno, como a lo largo de las orillas de Océano Pacífico y en el Mediterráneo».
También depende «del pasado sísmico de la zona», dice el investigador de la UPM. Para visualizarlo de forma más sencilla, siguiendo el denominado patrón de esfuerzos, Gaspar Escribano aclara:
«Si intentas meterte en un vagón de metro lleno, empujas y finalmente entras, pero ese empujón desplaza a otra persona que, a su vez, ejerce fuerza sobre otra y así se va liberando y cargando de un individuo a otro. No obstante, ese efecto dominó tiene un límite en el espacio, una extensión limitada».
A salvo
Pese a que este seísmo ha tenido el peor de los desenlaces, parece que los españoles no tenemos un sentido del peligro que nos haga tomar medidas. Gaspar Escribano argumenta que
«no tenemos conciencia de peligro sísmico, porque no suelen producirse grandes catástrofes. Hace seis años también se produjo un terremoto en Murcia, y al no haber víctimas no se recuerda.
Para que no se repita, Russell Green aconseja que
«lo principal es ponerse a salvo de objetos potencialmente peligrosos, como estanterías, postes, fachadas mal acabadas, etc. Y si no tiene tiempo para salir de un edificio, entonces hay que refugiarse bajo el mobiliario, como una mesa, escritorio o el dintel de la puerta».
El director del Instituto Andaluz de Geofísicas añade que
«no se debe usar ningún tipo de llama (cerilla, vela, etc.) durante o inmediatamente después del temblor. Hay que alejarse de cables eléctricos, y no utilizar el teléfono, salvo caso de extrema emergencia. Y si todo ocurre mientras se circula en coche, es mejor pararlo y permanecer dentro del mismo».
Para Rima Taher
«lo mejor que podemos hacer es mejoran nuestros métodos de construcción. El error estructural es generalmente un tipo progresivo de fracaso».