jueves, 13 de septiembre de 2012

Leer las etiquetas de los alimentos te mantiene delgado

La Universidad de Santiago de Compostela ha participado, junto con las universidades de Tennessee, Arkansas (EE UU) y el Instituto de Investigación de Economía Agrícola de Noruega, en un estudio sobre la relación entre la lectura del etiquetado nutricional de los alimentos y la obesidad. Los resultados indican que el índice de masa corporal de los individuos que leen las etiquetas puede llegar a ser 1,49 puntos menor que el de quienes que nunca tienen en cuenta dicha información a la hora de hacer la compra. Esto supone una reducción de 3,91 kg para una persona con 74 kg de peso. Los datos se tomaron de la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS), recogida por los Centro Americano para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC). El estudio se publica en la revista Agricultural Economics.

Por sexos, el 58% de los hombres lee habitualmente o siempre la información presentada en las etiquetas nutricionales, mientras que este porcentaje se incrementa hasta el 74% en las mujeres. Y el impacto asociado también es mayor en las mujeres que en los hombres. Por término medio, las mujeres que leen la información nutricional tienen un índice de masa corporal 1,48 puntos menor, mientras que esta diferencia es solo de 0,12 puntos en hombres.
La población que vive en la ciudad es la que más tiene en cuenta el etiquetado nutricional, así como las personas que tienen estudios de enseñanza media y los que tienen educación universitaria. En cuanto a la población fumadora examina mucho menos esta información, según los científicos porque su estilo de vida contiene ciertos hábitos poco saludables y, como consecuencia,
“puede ser que no se preocupen tanto del contenido nutricional de lo que comen”.
“La obesidad es uno de los problemas de salud más importantes en la actualidad en los EE UU”,
destaca la investigadora María Loureiro en declaraciones a la agencia SINC. El número de adultos con sobrepeso u obesidad ha aumento a lo largo de los años: en 2009-2010, más de un tercio (casi el 37%) de la población adulta en este país era obesa.
“Sabemos que la información de las etiquetas ser utilizada como un mecanismo de prevención hacia la obesidad.”,
concluye Loureiro, que sugiere que se podrían diseñar campañas o políticas públicas que promuevan el uso del etiquetado nutricional también en menús de restaurantes y otros establecimientos públicos, para que se beneficie la población que come habitualmente fuera de casa.