viernes, 29 de octubre de 2010

Esclerosis múltiple: los primeros tratamientos en forma de pastillas invitan al optimismo


Durante décadas, poco se ha podido hacer contra la pérdida de la vaina que recubre las fibras nerviosas cuando es atacada por el propio organismo. El congreso europeo sobre la enfermedad fue testigo de la avalancha de terapias contra un mal que afecta a mujeres jóvenes y que se manifiesta con problemas motores, de visión o urinarios. Son las secuelas de una dolencia que sufren 40.000 españoles.

El congreso más importante relacionado con la enfermedad, el del European Comittee for Treatment and Research in Multiple Sclerosis (Ectrims), ha reunido en Goteborg (Suecia) a cinco mil especialistas en la enfermedad que celebran las nuevas opciones que se presentan ante sus ojos y los de los enfermos, aunque sólo se pueda beneficiar a los que no sufren la forma progresiva de la enfermedad. La frustración de no poder ofrecer nada a un paciente que va a peor desaparece al disponer de nuevas armas, algunas tan simples como una pastilla. «Con la llegada de nuevas terapias con novedosos mecanismos de acción, los médicos nos estamos anticipando a un cambio en el escenario terapéutico de esta compleja y debilitante enfermedad. Son terapias que verdaderamente modifican el curso de la EM, que reducen la discapacidad y proporcionan periodos más largos sin sufrir un brote. Además, pueden tener una capacidad potencial de regenerar el daño ya causado», aseguró Per Selberg Sorensen, profesor de Neurología de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
La reunión científica dejó claro que el principal exponente de esa nueva ola de medicamentos son las terapias orales, que han demostrado eficacia sin la esclavitud de la administración endovenosa, subcutánea o intramuscular. La primera que llegará al mercado, en España lo hará el año que viene, es fingolimod. «Ésta actúa de la siguiente manera –explica Montalbán-: cuando los linfocitos cruzan la barrera hematoencefálica, pasan por el cerebro, ven que no hay virus o bacteria que destruir y no causan daño alguno. Pero en las personas con EM, esas células atacan la mielina y lo que hace el fármaco no es destruirlos, sino más bien “secuestrarlos” o retenerlos en los ganglios linfáticos. No los destruye como haría un inmunosupresor, ya que los linfocitos son necesarios para la defensa del organismos. Mejor que estén así, “guardados”».
Pero aunque sea la primera, fingolimod, de la farmacéutica Novartis, no es la única terapia oral. En la carrera por estar a plena disposición de especialistas y pacientes, la cladribina (de Merck) ha recibido la opinión negativa de riesgo-beneficio de la Agencia Europea del Medicamento y tendrá que someterse a un nuevo examen por parte de este organismo. La tercera pastilla es la teriflunomida de Sanofi-Aventis. La compañía francesa presentó en Goteborg sus ensayos en fase III que muestran una reducción de los brotes y la progresión de la discapacidad de un 30 por ciento, «una verdadera nueva esperanza», en palabras de su vicepresidente, Marc Cluzel.